Como entrar a una dimensión desconocida: después de una siesta en el trufi, la luz ha desaparecido y la ciudad está sumergida, literalmente, en un caos. Quizás es el anuncio de una despedida más íntima, quizá solo es una lamentable suma de irresponsabilidades. En este caso, el agua es todo menos vida. Memoria de un martes negro.