La cantante falleció en Suiza a los 83 años
Una leyenda deja el plano mortal: el mundo despide a Tina Turner
Una voz prodigiosa, una presencia inigualable en el escenario y una historia de fortaleza y superación hicieron que la muchacha de Tennessee obtenga por sí misma la corona de la “Reina del Rock”.
“Simply the best”, simplemente la mejor, como dice una de sus canciones. Tina Turner se convirtió en la soberana indiscutible del rock, una mujer que continuaba seduciendo multitudes a sus 70 años y cuyo resurgir tras el rompimiento de su matrimonio la convirtió en un modelo a seguir, es ahora llorada por todo el mundo, ya que falleció ayer a los 83 años.
Cabellera rubia, sonrisa luminosa y un animal en los escenarios: la “reina del rock’n’roll” fascinó a multitudes en estadios de todo el mundo, que coreaban a pleno pulmón The Best -que primero cantó Bonnie Tyler- o What’s love got to do with it.
Desde la Casa Blanca, que saludó al “ícono”, hasta Mick Jagger y Gloria Gaynor, para quien ella “abrió el camino a tantas mujeres negras y blancas en la música rock”, Tina recibió una lluvia de homenajes inmediatamente después del anuncio de su muerte en Suiza, donde residía desde hace años.
Pionera del rock, inspiró a otras reinas del escenario, como Beyoncé, quien dijo de ella en 2005 que “nunca en mi vida he visto a una mujer tan poderosa, tan valiente, tan fabulosa... ¡Y esas piernas!”.
La artista con voz poderosa que ganó ocho premios Grammy, nacida el 26 de noviembre de 1939 en Tennessee, protagonizó un renacimiento único.
En julio de 1976, Tina se escapó a escondidas de la habitación del hotel de Dallas, Texas, donde dormía su marido, el cantante Ike Turner, quien acababa de golpearla por última vez. Con 36 años, había tocado fondo.
Solo tenía 36 centavos en el bolsillo. Pero pese a eso decidió poner fin a la gira que iba a empezar esa noche y se lanzó a una existencia errante para escapar de un marido drogadicto y violento.
La pareja se había conocido 20 años antes en Saint-Louis (Misuri). Tina, que todavía se llamaba Anna Mae Bullock, tenía sólo 16 años y cantaba para Kings of Rythm, el grupo de blues de Ike Turner, ocho años mayor que ella.
Con Ike, esta hija de obreros divorciados escapó a lo que parecía un destino ineludible: ser empleada doméstica. Pero también descubrió la violencia de un hombre que decidía todo por ella y la hizo cambiar de nombre y apellido.
The Ike and Tina Turner Revue se convirtió en una de las bandas negras más populares del país en la década de 1960. Después, las cosas cambiaron cuando Ike y sus músicos abrieron la gira de los Rolling Stones en el Reino Unido, y con ella la puerta de la pareja al éxito.
Pero Ike se ofendió por el éxito de su esposa, que tuvo que cambiar a menudo de escondite para eludir a su perseguidor. Tina terminó obteniendo el divorcio y se refugió en el budismo. Las deudas se le acumulaban y su carrera parecía hacer agua, hasta que conoció al productor australiano Roger Davies, quien ya había relanzado la carrera de Joe Cocker.
Roger obró un profundo cambio de look, de músicos, de repertorio y le dio a la cantante un impulso decididamente roquero. Tina regresó al escenario para eclipsar a gigantes como Mick Jagger, Rod Stewart y David Bowie.
Fue en 1983 cuando retomó un éxito de 1971, Let’s stay together, que marcó su resurrección. El sencillo sólo se lanzó en Estados Unidos cuando la canción ocupó el sexto lugar en las listas de éxitos en el Reino Unido. El año siguiente llegó su consagración con el disco Private Dancer y con What’s Love Got To Do With It, Tina finalmente llegó a la cima de las listas de mayores éxitos en su país natal.
Triunfó en el cine en 1985 en la tercera cinta de Mad Max, con Mel Gibson y firmó otro éxito: We Don’t Need Another Hero. 10 años más tarde, interpretó GoldenEye, la canción del episodio homónimo de James Bond en el cine. Con más de 50 millones de álbumes vendidos, Tina Turner acumuló giras de despedida. A los 70 años, todavía estaba activa en el escenario.
Acumuló distinciones como la Medalla de las Artes y las Letras de Francia y una invitación a la Casa Blanca de George W. Bush, quien la saludó con el título de “las piernas más famosas del mundo del espectáculo”.
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