Crisis deja unos 70 talleres de sastrería y alta moda cerrados
La situación económica golpea a talleres artesanales que empleaban a cientos de personas. Hasta John Pacheco, de la alta costura, tuvo que cerrar su atelier.Página Siete/ La Paz
La crisis económica derivada de la pandemia a provocado el cierre del atelier del reconocido diseñador de moda John Pacheco, pero la delicada situación económica del país también ha provocado el cese de actividades de unos 70 talleres de confección de prendas de sastrería en la populosa zona Garita de Lima.
Hace algunos días, Pacheco, que en su carrera tiene 11 colecciones exclusivas, comunicó en redes sociales el cierre de sus actividades en el atelier y que a partir de ahora atenderá pedidos a domicilio y a través del celular.
El destacado diseñador contó que producto de la paralización de eventos, fiestas y matrimonios, los pedidos de trajes han disminuido.

El atelier estaba dirigido a sastrería femenina, trajes y abrigos, vestidos de fiesta, de gala y novias a pedido. También se hacían productos para la venta con la marca. Se hacían trajes de oficina para algunas empresas y colegios, entre otros pedidos.
“Con la crisis ya no hay pedidos de trajes, abrigos y vestidos. En todo este tiempo logré vender un vestido de novia para una boda privada”, precisó.
Para hacer frente a esta nueva realidad, se ha tenido que bajar precios a las prendas y hacer una liquidación. “La situación era insostenible, ya que los alquileres, impuestos, pago de operarios y expensas siguen corriendo y hay menos ingresos, por eso no quedó otra alternativa que cerrar”, lamentó.
Sin embargo, aclaró que no todo es producto de la actual crisis, sino de la desaceleración económica que arrastra el país desde hace algunos años.
Con el proceso eleccionario de 2019 la gente comenzó a tomar recaudos y luego se vino la crisis política con la renuncia del anterior mandatario Evo Morales. Una vez que llegó la pandemia, la situación se agravó y el atelier de Pacheco optó por diseñar barbijos exclusivos y mamelucos de bioseguridad.
Contó que en principio los productos tuvieron buena aceptación y demanda, pero en los últimos meses las ventas bajaron y se terminaron de caer por la inundación en el mercado de productos más baratos.
El reconocido diseñador ahora impartirá cursos sobre patronaje, diseño de moda y ajustar un libro que escribió.
Según Pacheco, la crisis ha afectado a todos los negocios y probablemente sobreviven algunos que tienen una mayor capacidad económica. Precisamente, uno de los sectores más golpeados ha sido el de los sastres y confeccionistas con locales en toda la zona de la Garita de Lima.
El presidente de la Asociación de Sastres Modistas y Productores de La Paz, Mario Vargas, explicó que el sector se encuentra en emergencia desde el inicio de la crisis sanitaria ante la falta de trabajo.
Debido a la pandemia, las fiestas patronales, zonales y del Gran Poder han quedado paralizadas, por lo que las fraternidades dejaron de hacer pedidos.
Un 60% de la demanda de los sastres con talleres ubicados en las calles Antonio Quijarro, Nataniel Aguirre, Juan Granier y Exaltación provenía de las fraternidades que encargaban trajes para las festividades.
Pero no solo esos pedidos quedaron paralizados, sino que con la pandemia y cuarentena las oficinas y empresas tuvieron que cerrar y realizar trabajo a distancia, lo cual también ha disminuido los encargos de ternos y trajes sastre para damas.
Según Vargas, producto de la crisis unos 50 a 70 talleres tuvieron que cerrar puertas y dejar en la calle a muchos empleados y los que subsisten trabajan de manera unipersonal sin colaboradores. “La crisis ha provocado el cierre de unos 70 talleres y están sin empleo al menos unos 1.500 sastres que además generaban empleo a otras personas”, dijo.
Cada taller en promedio empleaba unas cinco personas, pero todos han tenido que quedar en la calle por la falta de trabajo.
En las sastrerías que permanecen abiertas solo los dueños hacen los eventuales trabajos que se encargan.
Antes de la pandemia, los oficinistas habitualmente hacían confeccionar ternos o quienes celebraban algún acontecimiento social, matrimonios, promociones y fiestas.
Vargas sostuvo que cuando aún habían festividades, como del Señor del Gran Poder u otras fiestas zonales, cada taller podía llegar a confeccionar entre 20 o 30 trajes de varón para las fraternidades y había un importante movimiento económico.
Sin embargo, con la pandemia todo se vino abajo y los talleres que aún funcionan con suerte reciben un pedido semanal.
No solo los sastres o modistas están perjudicados, sino toda la cadena que incluye venta de telas, botones, joyería, confección de camisas y sombreros.
Antes de la pandemia se confeccionaban de 20 a 30 trajes por taller y ahora a la semana se hace uno o dos.
Para Vargas, la situación es crítica y continuarán cerrando talleres si es que no se retorna a la normalidad, se levanten las restricciones y se autoricen las fiestas patronales, matrimonios, fiestas de 15 años y otros.
El sector demanda también acceso a crédito en condiciones flexibles y que las licitaciones en entidades públicas favorezcan la mano de obra local.
“Podemos confeccionar uniformes militares, policiales y trajes de bioseguridad, pero las licitaciones imponen condiciones y no siempre permiten la participación del sector”, apuntó.
En La Paz hay 3.000 talleres y unos 15.000 sastres que han paralizado la actividad.
El próximo fin de semana en la Garita de Lima habrá un desfile de moda para intentar reactivar la demanda de este sector económico y de los talleres del lugar.
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