Jorge Ruiz, el cineasta del pueblo que dejó un legado en imágenes
Vuelve Sebastiana, La Vertiente o Mina Alaska son parte de la gran obra fílmica del precursor del cine nacional.
Empezó antes de cumplir los 20 años con una pequeña cámara filmadora y no paró hasta convertirse en el gran cineasta del pueblo que dejó un legado en miles de cintas. Jorge Ruiz Calvimonte es el pionero del cine boliviano.
Su primer contacto con una filmadora fue gracias a un compañero de curso durante sus estudios en la Escuela de Agronomía de Casilda, en Rosario (Argentina) en 1943. Era una cámara de 8 mm para aficionados con la que ambos amigos empezaron a filmar las clases que recibían de sus docentes.
“Cuando me encontré con una cámara, supe que era un medio formidable para educar, para llegar a todos”, dijo Ruiz en una entrevista con La Prensa en 2001, año en el que recibió el Premio Nacional de Cultura.
Con ese objetivo, Ruiz llevó el rostro indígena a las pantallas del cine a su retorno a Bolivia, en 1945. Su primer cortometraje fue Viaje al Beni, que se estrenó en 1947.
En esos años conoció a quien iba a convertirse en su colega y cómplice en Bolivia films: Augusto Roca. Juntos dieron el salto que los llevó a convertirse en precursores del cine con su primera película de ficción El látigo del miedo (1948).
Fue el impulso para que el dúo realice Virgen India (1948), cuyo sonido se hizo por primera vez en el país. Un año después estrenaron la cinta a color pionera de Bolivia titulada Donde nació un imperio, en la que, de manera inédita, la trama se centró en los pueblos indígenas y en la riqueza cultural boliviana, rasgo que iba a caracterizar las posteriores producciones de Jorge Ruiz.
Una de ellas fue el documental Los Urus (1951), antecesor de la que iba a ser la gran obra del director: Vuelve Sebastiana (1953).
Este filme fue inspirado en el pueblo Chipaya. Sebastiana Kespi, la protagonista de la historia, era una niña pastora cuya curiosidad la lleva a salir de su comunidad para adentrarse en el pueblo aymara. Al final, la niña retorna con los suyos y camina en medio de las viviendas circulares de los chipayas.
“Parece que desde su tumba el abuelo te estuviera diciendo vuelve Sebastiana. No importa cuán dura sea nuestra vida, algún día la luz brillará también para los chipayas”, dice el mensaje que cierra la película.
La producción obtuvo varios reconocimientos, entre ellos el Premio del Festival de Cine de la Alcaldía de La Paz y el premio en el II Festival Internacional de Cine Documental y experimental del SODRE en Montevideo (Uruguay), que convirtió a Vuelve Sabastiana en la primera película boliviana galardonada internacionalmente.
En 1954, Gonzalo Sánchez de Lozada fundó la productora Telecine con la que Ruiz realiza Juanito sabe leer sobre la Normal de Warisata y Un poquito de diversificación económica.
En 1957, asume la dirección del Instituto Cinematográfico Boliviano y realiza su primer largometraje La Vertiente (1958).
Nacido en Sucre en 1924 y fallecido en Cochabamba en 2012, Ruiz fue reconocido nacional e internacionalmente por su obra fílmica que incluye, además, Mina Alaska y Voces de la Tierra, entre otras películas.
Tras la muerte del cineasta, Carlos Mesa destacó su legado. Jorge Ruiz “era y se consideraba un artesano, un término que durante mucho tiempo estuvo devaluado por quienes desde una mirada intelectual creyeron que el único cine valioso era el de autor”, sostuvo.