Alejandra Pau / La Paz
La totora se ha apropiado de cada resquicio de la pequeña plaza en plena urbe paceña. Una estructura de 18 metros de eslora (de proa a popa), hecha de la planta acuática, permite imaginar la embarcación que surcará el océano Pacífico navegando 10.000 millas náuticas (18.520 kilómetros) como parte de la expedición Viracocha III.
Se trabaja sin pausa en la gran estructura que partirá desde Arica, Chile, en enero de 2017 y cuyo destino final es Sidney, Australia, al que se planifica arribar seis meses después.
Don Max Catari revisa y acomoda los amarros de totora que dispone en el casco de la embarcación, y que finalmente pesará 20 toneladas, en la plazuela Manuel Velasco, conocida como Juan XXIII, ubicada en la calle Linares y Tarija, en la zona más turística de La Paz.
Las familias Limachi y Catari, oriundas de Huatajata, son conocidas por la construcción de balsas de Totora, además de los Esteban. A cargo de nueve trabajadores están don Max y Juan Limachi, que trabajan con el director de la expedición, el biólogo estadounidense Phil Buck.
"Estas balsas navegaban por el mar, pero nadie sabe hasta dónde fueron capaces de llegar.
Creo que lo que hacemos tiene un valor científico al comprobar por cuántos meses y millas puede flotar una embarcación, queremos demostrar que éstas pueden ir muy lejos”, dice el biólogo.
El objetivo de la expedición es rescatar y revalorizar los conocimientos y tecnologías ancestrales de los incas, mochicas, y tiwanacotas; y, de esta forma, mostrar al mundo la capacidad náutica de las embarcaciones precolombinas.
Los amarros de totora conforman una especie de cilindros que rodean la embarcación, sólo la tercera parte de su estructura está en La Paz, el resto aguarda en Huatajata para el "ensamblaje” final. De momento, la tripulación está conformada por 10 personas, se espera que sus miembros sean de países como: Bolivia, Argentina, Chile, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Irlanda, entre otros.
Erik Catari, hijo de don Max, será uno de los tripulantes bolivianos y ya lo fue en una travesía anterior. Según explica, las expediciones Viracocha quieren demostrar que las culturas precolombinas de Sudamérica navegaron en embarcaciones rústicas hasta la Polinesia, un hecho clave para el estudio de la migración humana y la expansión de la civilización.
"En Mangareva (isla de la Polinesia francesa) existe la leyenda del rey Tupa, que vino del este en balsas con vela trayendo orfebrería, cerámica y textilería; y del que hasta hoy existe una danza”, detalla, Erik Catari.
La tercera expedición
Ésta será la tercera expedición organizada por Buck relacionada a grandes embarcaciones de totora. En 2000, Viracocha I partió de Arica y llegó a Isla de Pascua, en la Polinesia, en 44 días.
En 2003, Viracocha II zarpó de Viña del Mar, Chile, y tuvo como objetivo llegar a Australia. Sin embargo, después de muchos inconvenientes, finalizó en la misma localidad que la primera vez.
"La tercera es la vencida”, bromea el biólogo.
En 1947, el explorador y biólogo Thor Heyerdahl navegó en una balsa precaria Kon-Tiki desde Lima, Perú, hasta Polinesia. Las historias, teorías y estudios que rodean los viajes en balsas han estado presentes en las leyendas de la región y crónicas por siglos, teniendo como protagonistas al dios Viracocha y al inca Túpac Yupanqui.
A los 11 años, Buck leyó el libro Kon-Tiki, de Heyerdahl. Desde entonces imaginaba cómo sería viajar en una embarcación de totora por los océanos.
En la expedición, Viracocha III serán los pumas que ahuyentarán los maleficios, en la proa y la popa, mientras que la cruz cuadrada, ubicada en la estructura, y escaleras dimensionales en las velas, símbolos tiwuanacotas y mochicas, protegerán la travesía.
Cada una de las paradas que realizará la expedición serán en islas: Mangareva, Tahití, Fiji y Nueva Caledonia; y todas las noches se proyectará una película en las velas de la embarcación.
Paneles solares, pesca y mar
Un vez en Arica, el equipo de Buck construirá las cuatro velas, los mástiles, timones y la casa sobre el casco. En el techo se ubicarán dos paneles solares para que dispongan de electricidad.
"También tendremos una bicicleta que al pedalear generará energía y cuatro baterías de auto”, añade el Buck.
Llevarán dos teléfonos satelitales, equipo para filmar los documentales sobre la travesía, una balsa salvavidas, luces de bengala, madera, entre otros. Por supuesto, se dotará de agua y comida. Sin embargo, su mayor fuente de alimentación será los peces, mientras que el agua llegará con la lluvia.
Apoyo y visitas en La Paz
La expedición se realiza con el apoyo de Bolivia TV además de fondos provenientes de Estados Unidos y Europa. Buck calcula que el costo de la expedición será de un cuarto de millón de dólares como máximo.
La subalcaldía de Cotahuma apoya a la expedición con la habilitación del espacio para la construcción de la embarcación. "Se han hechos las gestiones, hemos acordado que se abra el espacio próximamente para que la población conozca cómo se hacen estas balsas enormes y fomentemos el turismo”, señala la directora de Gestión Social, Inés Casas.
Aunque el riesgo más grande que corre la embarcación durante el trayecto es colisionar con otros barcos, después de dos expediciones Buck concluye que lo más importante es que los tripulantes convivan en armonía entre ellos y con el planeta.
"Uno de nuestros objetivos es difundir la paz, la armonía y respeto por el planeta, mientras navegamos por el océano en una embarcación cuya historia y valor ancestral debe ser reconocido en el mundo”, finaliza Buck.
Más detalles
- Registro Una vez en alta mar, el equipo de filmación difundirá material una vez por semana.
- Documentales Los documentales realizados en las expediciones Viracocha I y II será difundidos por Bolivia TV.
- Un médico El biólogo Phil Buck mencionó que la expedición Viracocha III aún necesita un médico para que sea parte de la tripulación.