Mercado Central de Tarija, la transición a la modernidad
Entre comerciantes satisfechos y algunos reclamos, la vida dentro del centro de abasto va tomando su ritmo propio, entre la tradición y el presente.





Alejandra Pau / Tarija
Treinta años de su vida han pasado entre coloridas variedades de frutas, cuya venta se realiza ahora desde su flamante puesto en el nuevo Mercado Central de Tarija. No obstante, para los comerciantes la nueva infraestructura conlleva una serie de ajustes y desafíos en pos de la modernidad.
Ana Michel es dirigente del sector de frutas y cuenta que algunos de sus caseros recién la están encontrando en su puesto en el nuevo Mercado Central. La infraestructura de 1.200 metros cuadrados que fue inaugurada el 5 de enero cuenta con tres pisos, escaleras eléctricas, dos ascensores panorámicos y parqueo.

“El cambio ha sido bueno (...). Es un mercado que tiene de todo, como un centro comercial, y la gente está conforme, los caseros prefieren venir a comprar aquí. Las ventas el primer mes aumentaron mucho, ahora ha bajado un poco, pero estamos bien”, comenta Michel.
El objetivo del nuevo mercado según las autoridades municipales que concluyeron la obra es que se convierta en un atractivo turístico que rescate las tradiciones chapacas, pero en un espacio moderno con todas las comodidades.
El contrato para la construcción del nuevo centro de abasto se firmó en 2013 y no fue hasta enero de este año, después de más de 180 días calendario de retraso, que se entregó la obra que tuvo un costo de 44 millones de bolivianos.

Inicialmente, los comerciantes se negaron a salir de la deteriorada infraestructura, cuyo pasado se remonta a 1933 cuando se entregó la primera construcción, durante la gestión del alcalde Isaac Attie, la que fue intervenida en la década de 1970.
Después de un juicio y multas, finalmente los comerciantes aceptaron ingresar al nuevo mercado que además cuenta con un sistema contra incendios.
Las vendedoras esperan que este nuevo espacio herede la forma “cariñosa” de vender y atender a los clientes. Por ello, continúan esmerándose en la sazón de un buen saice y otros platos típicos tan característicos de este mercado, sin dejar de lado, las ansiadas humitas, panes y rosquetes que resultan irresistibles a primera hora o a media tarde.
La tradición y costumbres que se forjaron alrededor de la cotidianidad de los mercados en Tarija datan de 1843, cuando se creó el mercado público, denominado Recova, obra instruida por el prefecto Manuel Rodríguez Magariños.
La forma de ofrecer la fruta en cestas, los sectores, la fuente de su primer patio y los personajes de ese día a día fueron descritos por varios cronistas de la tierra chapaca.
Hoy, más de 170 años después, si bien el mercado no tiene una fuente para aprovisionarse de agua, tiene un flujo continuo de jóvenes, visitantes, actividades y hasta presentaciones de artistas callejeros. “Me gusta pasear , subir y bajar en las escaleras eléctricas. Es nuestro nuevo lugar de encuentro”, dice Tatiana Vaca.
Los ajustes y la adaptación
El presidente de la Asociación de Vendedores del Mercado Central de Tarija, Omar Figueroa, tiene una visión más crítica pues considera que “la casa nueva” ha perdido la tradición del mercado para convertirse en un centro comercial y turístico; pero que, sin duda, es elegante y hermoso para las personas de a pie.
Detalla que existen observaciones a la obra realizada porque se diseñó a partir del “capricho” del exalcalde, Óscar Montes, y que no fue consensuada por los comerciantes. Si bien hay muchos que están contentos, otros están insatisfechos.
“En mi sector, que es de carnicería, no hay ventilación y el segundo piso, en donde está la comida, enfrenta el mismo problema. Algunos puestos son muy pequeños y están mal distribuidos”, detalla Figueroa.
Sin embargo, admite que la variación del flujo de los compradores y comensales obedece también a una parcial descentralización de instituciones y empresas del casco viejo de la ciudad.
En el sector desayunos, las comerciantes están más cómodas que en el anterior mercado. Su pedido se enfoca en que se cambie el sentido de las escaleras eléctricas una vez cada dos meses. Ello porque los comensales se quedan en los primeros puestos ubicados junto al acceso de subida.
“En el sector de desayuno somos veinte. Ahora ocupamos casi una cuadra y es más limpio (...). Lo que nos falta es el tema de la ventilación porque los extractores, parece, que no funcionan como deberían”, explica, Victoria Romero.
La secretaria de Desarrollo Económico del Gobierno Municipal de Tarija, María Elena Bautista, explica que se trabajó en reflejar la identidad de la ciudad en una infraestructura moderna que fue heredada de otra gestión, y que hubo que incorporar varios ítems.
“Hay detalles como la ventilación, el calor y algunos espacios que resultan pequeños y que hemos estado solucionando paso a paso”, informa Bautista.
Según la autoridad edil, los trabajos en el nuevo Mercado Central se prolongarán durante algunas semanas más para dar solución a los contratiempos expresados por los comerciantes.
“Nosotras, poco a poco, le estamos dando nuestro toque al mercado, que aunque moderno es bien nuestro” concluyó Romero.
232 puestos
- Puestos El Mercado Central de Tarija tiene 232 puestos de venta en la planta baja. En el primer piso existen 113 puestos y en el segundo hay 59 puestos. El recinto cuenta con iluminación LED.
- Pago Las comerciantes pagan entre 10 y 20 bolivianos al día para pagar la limpieza y mantenimiento del mercado.
- Contrato Según el Sistema de Contrataciones Estatales (Sicoes), el contrato de construcción del Mercado Central se firmó el 20 de febrero del año 2013 y tenía como plazo de entrega 800 días.
AVISO IMPORTANTE: Cualquier comunicación que tenga Página Siete con sus lectores será iniciada de un correo oficial de @paginasiete.bo; otro tipo de mensajes con distintos correos pueden ser fraudulentos.
En caso de recibir estos mensajes dudosos, se sugiere no hacer click en ningún enlace sin verificar su origen.
Para más información puede contactarnos