Hernán Céspedes, abogado, maestro y a quien le gusta el frac festeja sus 101 años
Está en su mes aniversario y festejó su cumpleaños rodeado del cariño de su familia. Es sociable, incluso ahora tiene presencia en Facebook, TikTok e Instagram.
Quienes lo conocen dicen que Juan Hernán Céspedes Espinoza es un muchacho soñador y alegre. Sí, soñador y alegre es; aunque también es un muchacho, a pesar de estar a punto de cumplir 101 años de vida. En sus redes sociales suele mostrarse como es: elegante, amante de la música y siempre con un toque de filosofía en sus palabras.
“Envejecer también es rejuvenecer”, es una de sus frases que repite ahora que las fuerzas del cuerpo no son las mismas; pero queda en él la voluntad de seguir adelante, fiel a sus principios.
El profe abogado
Hernán nació en Cochabamba el 25 de junio de 1922. La mayor parte de su vida permaneció en la ciudad del valle, aunque durante un tiempo breve anduvo por México. Eso sí, cuando es necesario viajar a cualquier evento familiar, él siempre está a la orden.
En su niñez estudió en su ciudad natal y en Sucre. Tuvo un hermano, Hugo, que fue militar y lo acompañó durante mucho tiempo, aunque hace unos meses falleció. Es un hombre de los de antes, aquellos que se casaban una vez y listo. Su gran amor fue Lucy Argandoña, quien murió. Fruto de este amor hubo dos hijos: Hernán y Guido, el primero ya dejó este mundo.
La vida dio una vuelta porque antes Hernán cuidaba de su segundo hijo, Guido; hoy es Guido quien ve a su padre y le retribuye amor con amor.
Hernán se graduó como abogado y profesor de Estado en filosofía y letras. En su tiempo de aprendizaje para ser maestro era necesario ingresar a la universidad y las exigencias eran diferentes a las actuales. Incluso, para aprender más y mejor, él se hizo experto en latín y quechua, idiomas que habla ahora.
Su vida profesional fue un camino por dos senderos, el de la educación y la abogacía. Tuvo la oportunidad de formar y ver crecer a gran parte de sus alumnos. Eso sí, antes que las leyes y el mundo tras un bufete, él es apasionado por la música folklórica. Tiene compuestas 216 piezas, las cuales se difunden mediante YouTube, Facebook, Instagram y TikTok. Aunque sus videos son breves y no cuentan con millones de seguidores, él recibió mensajes de seguidores de 46 países.
Pasiones
La pasión es uno de sus combustibles. Por ejemplo, durante su paso por la docencia él fue muy entregado a sus alumnos. Recuerda que los hermanos Hermosa, de Los Kjarkas, recibieron sus enseñanzas en el colegio Abaroa. También dio clases en La Salle, el Instituto Americano y la Escuela Superior de Guerra.
Escribió cuatro libros: Tapacarí inmortal, el cual es un retrato de aquel poblado cochabambino; Los caminos de la vida, que ofrece reflexiones sobre la vida misma desde la lejanía; Historia de la Literatura de Bolivia, que está en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos; y Milagro de amor, su propuesta más conmovedora, en la cual hace un relato conmovedor sobre su hijo Hernán.
En Milagro de amor narra cómo Hernán sufrió tras un error médico que lo privó de la audición. “Este libro explica en detalle la lucha familiar para lograr la reinserción del sordo en la sociedad boliviana, y muestra como él apoyó a su esposa Lucy en la fundación del primer instituto de audiología de Bolivia, la fundación de la Federación Boliviana de Sordos y de la primera escuela de formación para sordos adultos”, relata su hijo Guido.
En esta pelea de reinserción, él y su familia viajaron hasta México para ver las mejores opciones de educación y de tratamiento de este problema. Durante su estadía en el país azteca ejerció la cátedra de filosofía y letras.
Fue una de las pocas veces que dejó durante meses a su natal y querida ciudad de Cochabamba.
Con esta urbe hay un amor correspondido. Fue nombrado ciudadano ilustre por la Alcaldía y recibió la medalla de oro de los 50 años del Colegio de Abogados. Trabajó en la profesión libre y fue consultor de organismos internacionales e instituciones bancarias. Durante cinco años, (entre 1956 y 1961) fue parte de la Organización de Naciones Unidas, en la división de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Hasta hace pocos años renovaba de forma puntual su licencia para ejercer la abogacía. Hoy ya no, hoy está lejos de los bufetes y disfruta de su familia.
El secreto
En su niñez y juventud tuvo una vida muy activa e incursionó en distintas actividades. Cuenta que practicó atletismo, fútbol, pelota de mano, tiro al blanco, pesca y, hasta hace poco, equitación.
Es un hombre que cuida su aspecto físico casi a detalle. Años atrás, por ejemplo, tenía un bigote muy bien recortado y cuando iba al campo lucía un sombrero de ala ancha. En ciertas ocasiones y sólo por elegancia se ponía lentes de sol.
En el ámbito académico y profesional andaba elegante, es común encontrar fotografías de él vestido con un corbatín de gato. Hoy no descuida su imagen, pues para celebrar su cumpleaños 101 se colocó un frac. “Él siempre trata de combinar su vestimenta con la temática de las canciones que compone y graba en video”, refiere su hijo Guido.
Sus cumpleaños son todo un evento familiar. Para recibir sus cien años de vida llegaron sus cuatro nietos a la casa de Cochabamba y junto con ellos estaban sus cinco bisnietos. Hubo mariachis, que él mismo contrató y con quienes cantó, además de brindis con champaña. Este año el festejo se adelantó debido al viaje de uno de sus familiares.
En su familia lo aman. Su nieta Verónica Céspedes lo describe así: “Con él oí por primera vez las notas de un charango y una concertina. Mojé mis pies en ríos y me hundí en el barro persiguiendo patos. Recorrí lugares a donde nos llevaba en la parte trasera de su camioneta sin cinturón de seguridad ni bloqueador solar. Nos dejaba armar un columpio en su garaje, comer frutas de su huerto y tomar leche recién ordeñada. Compuso una canción para mí cuando cumplí 15 años, bailó sin parar en mi matrimonio (a sus 83 años) y viajó a La Paz únicamente para conocer a mi hijo (a sus 96 años)”.
Ella comenta que espera heredar una pizca de su valentía y las ganas que tiene de comerse al mundo para “recorrer la vida sin miedo a tropezar”.
¿Cuál es el secreto para mantenerse en forma y no perder la lucidez?, tratar de evitar los problemas y una buena alimentación. En su casa se cocina dos veces al día, siempre es comida fresca la que se pone en la mesa. Los recalentados no existen en su cocina. Es más, él en persona, hasta el año pasado, todos los sábados iba al mercado a comprar productos frescos. Y, por si acaso, tiene un jardín en casa para darse el gusto de comer sus propias cosechas.
En el último tiempo la salud le ha jugado malas pasadas y ahora hay un par de enfermeras que lo cuidan. Ellas disfrutan con sus ocurrencias, le abrieron cuentas en TikTok e Instagram, en los que se lo ve cantando y reflexionando.
En su casa de Cochabamba, que está en el corazón de la urbe valluna, él está ahí alegre y alegrando a los demás. Hace años que nos recuerda que envejecer también puede ser una forma de rejuvenecer.