La obra de Ferchy Kushner, el ángel de los perritos, está viva y ahora busca el asilo para los callejeritos
Los voluntarios se inspiran en su consecuencia y en la capacidad que tuvo de poner los ojos de Bolivia en los animales; su madre, Lita Kushner, se guía por la opción de vida que vio elegir a su hijo.
La vida de Fernando Kushner es una de las más valiosas que la pandemia nos arrebató a los bolivianos porque estaba dedicada íntegramente a asistir a seres desvalidos e indefensos, como son los perros abandonados en la calle por los humanos.
En mayo se cumplió un año de la partida de Ferchy, el ángel de los perritos, como todos lo conocíamos, pero la buena noticia es que su obra vive. Continúa con su mamá Lita Kushner y una ola de voluntarios y empresas solidarias que pese al dolor por la pérdida no dejaron desamparados a los amigos de la calle de Kushner; ese hombre de mundo y sofisticado que dejó todo para entregarles su tiempo y vida.

Las lágrimas no se acaban para muchos de los que lo seguían, pero eso no les impide perder de vista uno de los sueños del líder: el asilo para los peluditos viejitos. Él le llamaba santuario.
“Ferchy comentaba que la gente quiere a los perritos cuando son cachorros, pero cuando son viejitos los abandonan, por eso tenía en proyecto un santuario para estos animalitos. Era su sueño y estamos trabajando para continuarlo. Ya tuvimos contacto con una ONG, necesitamos más de una hectárea de terreno y recursos para inicialmente amurallarlo. Estamos en eso, ojalá Dios nos ayude y mi Ferchy nos ilumine”, dice Lita Kushner a Página Siete.
Es que Fernando Kushner no sólo se preocupaba por llenar con buena comida la barriguita de los perritos abandonados en la calle, como lo conocimos muchos, sino que pensó y puso en marcha una serie de proyectos para buscar una solución integral al problema que genera la insensibilidad humana con los animales.

Creó la Fundación Abril y Ariel - Ferchi’s Dogs con cuatro pilares: alimentación de los perritos abandonados, su esterilización y adopción, información y conscientización a la comunidad sobre la necesidad de asumir responsabilidad con los animales y la creación de un asilo.
Barriguitas llenas
Pese a la muerte de Kushner, los animalitos que cuidaba no se quedaron ni un solo día sin alimento. Los voluntarios se organizaron para seguir esa labor.
“Seguimos dando comida, desde el primer día, hay mucha gente linda que ayuda. Tenemos voluntarios en diferentes zonas de La Paz y El Alto que siguen los pasos de Ferchy. Lo que hacemos con la fundación es proveerles el alimento, principalmente de las croquetas, la carne y comida que nos dan las empresas que nos apoyan”, señala Lita Kushner.
El amor de Lita por su hijo fallecido es tan grande que le alcanza para los perritos de la calle que él protegía. Por eso tomó el volante del Ferchy’s Dog Inc y todos los días hace el recorrido que hacía su hijo, recogiendo la ayuda de las empresas que no abandonaron la obra y entregándola a los voluntarios para que lleguen a la boca de los animalitos callejeros, que cada vez se incrementan.
“Es emocionante ver la movilidad circulando por la calle, con la señora Lita al volante, está trabajando para cumplir el sueño de Ferchy”, comenta la veterinaria Mariana de la Peña con tono nostálgico. Conoció a Kushner a inicios de 2017, casualmente: ambos, sin saber, alimentaban y daban cariño a unos perritos comunitarios de la calle 17 de Obrajes.
“Trabajamos juntos con la esterilización, dándoles comida y abrigándolos. Él siempre encontraba la forma para llevar todos los días comida a los perritos. En 2019, con los conflictos políticos, no había forma de movilizarse, pero él llegó en un cuadratrack y salimos”, recuerda.
“El trabajo sigue, pero falta él”, expresa.

Un apoyo sólido
La mamá del Ángel de los perritos y voluntarios agradecen a las empresas que permiten que la obra siga viva. Mencionan a Podium, Banco de Crédito, Boliviana CiaCruz, Inbustrade, Supermercados Ketal, Pollos Copacabana, Cervecería Boliviana Nacional y a la fábrica de camisas Manhattan.
En vida, Ferchy Kushner sumó todos esos apoyos a su causa. Lo logró echando mano a su profesión, su experiencia en relaciones públicas y a sus numerosos contactos. Su amiga Dennise Handall lo recuerda como un hombre muy bien relacionado.
“Ferchy conocía a todo el mundo. Lo conocí en todas sus facetas, desde que era relacionista público en los boliches y fiestas, pasando por su época de ejecutivo y su faceta de viajero imparable. Luego dedicó su vida de lleno al cuidado diario y sin descanso de los perritos de la calle”, señala Dennise.
Y las alianzas que logró Ferchy son fuertes. En los últimos días, por ejemplo, Inbustrade se contactó con la fundación para poner a punto el Ferchy’s Dogs Inc para mañana, Día de San Roque. Es que los voluntarios tienen preparada una linda sorpresa para los perritos abandonados: les llevarán comida y ropita.
A paso seguro
La esterilización de los perritos abandonados en la calle, otro de los componentes de la fundación que creó Fernando Kushner, también se mantiene en pie, aunque bajó la velocidad. Lita señala que en dos meses, aproximadamente, retomará su ritmo. Explica que se trabaja buscando que las intervenciones se realicen en un lugar donde los animalitos puedan ser cuidados al menos ocho días. “No es sólo esterilizar, se tiene que pensar en el cuidado. Queremos que todo esté firme, de acuerdo a lo que quería Ferchy, que era muy exigente con sus hijitos, como los llamaba”, señala.
La información y conscientización a la población está detenida por la pandemia, pero los voluntarios esperan retomarla el siguiente año.

Un club perruno
Los voluntarios que mantienen vivo el legado del Ángel de los perritos también trabajan en un proyecto para continuar recaudando fondos para su causa, porque la gente sigue abandonando a los perros en la calle. Un grupo de profesionales en comunicación le da los últimos toques al “Club perruno”, cuyos miembros se beneficiarán con descuentos en diferentes empresas que se sumarán al club.
Así, pero ahora sin él, avanza el sueño y la decisión contundente de Fernando Kushner de asistir a los animalitos abandonados. Los voluntarios se inspiran en su consecuencia y en la capacidad que tuvo de poner los ojos de Bolivia en los animales; su madre, Lita Kushner, se guía por la opción de vida que vio elegir a su hijo. Sabe que no fue una excentricidad o la extravagancia de un hombre de mundo y sofisticado.
Pensó que la idea de alimentar y cuidar a los perros abandonados con la que volvió a su casa una noche, hace cinco años, después de haber encontrado a El Choco en San Miguel, “se le pasaría en unos meses”, pero ahora ella está involucrada en la causa, con el perro que cambió la vida de su hijo viviendo en su casa, con ella.
Amor y consecuencia que inspira
La obra de Fernando Kushner continúa inspirando. Tanto en la ciudad de La Paz como en el resto de Bolivia. Cientos de Ferchys, hombres y mujeres, se preocupan y ayudan a los animalitos abandonados. Trabajan para la alimentación de sus familias, pero siempre sacan un pedazo de sus presupuestos para la comida o para la esterilización, como una forma de prevenir que los animales en situación de calle se sigan multiplicando. Su tiempo es otro valor que le suman a su causa.
“Ferchy inspira”, afirma Brandon Montes, que rescata animalitos desde que era un adolescente. Lo mismo pasa con René, que recorre las carreteras de El Alto alimentando a perritos abandonados. Hacía esa tarea desde antes de oír de Fernando Kushner y ahora es parte de los voluntarios que siguen sus pasos.
María es otra voluntaria que de su salario mensual separa una cantidad de dinero para comprar alimento para los animalitos que ayuda a rescatar. De la misma forma, al menos una vez cada dos semanas, con su dinero y el que le donan algunas personas cubre los gastos de la esterilización de algún animalito. Los lleva a la clínica donde son intervenidos y puede permanecer ahí hasta 12 horas, sin probar bocado.
Zulma: Son como nosotros

Vivo en Tilata y doy comida a 70 boquitas. La fundación nos da carne y otras personas también ayudan. Yo trabajo para cubrir otros gastos porque nunca es suficiente. Los perros son como nosotros, sólo que no hablan.
673-02120
Daniel: Agradecen con su mirada

Alimento a 26 perritos grandes y cinco cachorros en Alpacoma. La fundación me da carne, con la que hago sopita. A veces no tengo suficiente, pero hago lo posible. Su mirada de agradecimiento es suficiente para mí.
787-85507
Ninoska: Esperan con sus colitas

A mediodía y en la noche alimentamos a perritos en Río Seco. Conocen los horarios y nos esperan con sus colitas arriba, moviendo. Pedimos que se sumen a nosotros para cuidarlos hacerles jugar y bañarlos.
651-24860
Fernanda: Los quieren de cachorros

Alimentamos a 16 perritos en Irpavi dos veces al día con una sopita y una ración de croquetas. Cada vez vemos más perros de raza abandonados en la calle. Creemos que los quieren de cachorros y luego los echan.