Proceso constituyente

“La nueva derecha”

Un politólogo chileno considera que una gran mayoría de los chilenos tienen “temor a cambios radicales” en la Constitución. Aunque no queda claro que prefieran la norma pinochetista de los años 80, apunta que la población demanda moderación en el nuevo texto.

Ideas
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La Paz - domingo, 14 de mayo de 2023 - 5:00

La contundente victoria del Partido Republicano, de José Antonio Kast, en la elección del consejo que redactará una nueva Constitución en Chile, revela el crecimiento, y también el retorno, del conservadurismo.

“Con 23 de los 51 escaños del Consejo Constituyente, puede vetar cualquier normativa, y si suma pocos votos de la derecha tradicional tiene también la posibilidad de rechazar las leyes aprobadas previamente por el Consejo de Expertos”, recuerda un despacho de la agencia AFP.

¿Cómo se puede leer este renovado “retorno” de la derecha? ¿Quieren los chilenos mantener la Constitución de Pinochet de los años 80? ¿En qué quedará la propuesta de un Estado Plurinacional de Chile?

Alejandro Olivares, politólogo de la Universidad Mayor, dice que hay en este momento en Chile múltiples factores y un escenario muy diverso para explicar esta situación.

“Lo primero es que hubo temor ante un cambio muy radical en el modelo y en la lógica de hacer en Chile, ese temor al cambio se expresó en el rechazo a la propuesta de la convención anterior, que en algunas secciones era un texto innovador y se generó una visión de que no es bueno para el desarrollo económico, político y social, un cambio que podríamos llamar radical. Hay miedo”, considera el analista.

En segundo lugar apunta que la política chilena, desde hace 10 años o más, viene desarrollando una metamorfosis, un cambio en el que no está claro hacia dónde va.

“Han entrado actores nuevos, han cambiado los actores tradicionales y este proceso se vio acelerado por el estallido social de 2019. Entonces, en este escenario, se vio la necesidad de un cambio”. Y menciona un tercer factor, no menor: la pandemia. “El impacto económico de los últimos cinco años y los efectos de las migraciones ha tenido un impacto, hay que tomar algunas acciones que apunten a mantener el orden, la seguridad y el control. Esto explica la irrupción de la derecha más extrema y dura desde hace unos seis años y que se consolidó en el triunfo electoral del pasado domingo”, afirma.

Como recuerda AFP, Kast fue creciendo desde octubre, cuando pasó a encabezar las preferencias presidenciales de cara a las elecciones de 2025. El sondeo de la encuestadora Cadem le otorgó la semana pasada un 20% de adhesión, seguido de la alcaldesa derechista Evelyn Matthei. Boric, de 37 años, no puede buscar reelección inmediata.

Kast fundó el partido en junio de 2019, tras renunciar a la también muy conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) y colocarse como alternativa a la derecha tradicional.

La Constitución de Pinochet

¿Quieren los chilenos mantener la Carta Magna de Pinochet?

Según Olivares no queda claro porque al mismo tiempo en que se elige un Consejo Constitucional (que ha declarado abiertamente estar en contra del cambio de la Constitución), hay movimientos políticos y ciudadanos que quieren un cambio más radical.

“Eso se expresa en que el porcentaje altísimo de la votación del domingo fue por nulos y blancos, algo inédito en Chile, la suma de nulos y blancos fue mucho más grande que varias coaliciones y partidos y todavía no sabemos cómo leer ese nulo y blanco; no tenemos claro si son personas que apoyaban el proceso constituyente anterior, si se equivocaron al votar, si quieren la Constitución de Pinochet, que no quieren ningún cambio, o no les gustaban los candidatos”, sostiene.

Añade que hay una polarización que hace que tengamos varias interpretaciones: “la más lógica es decir que se eligió a Republicanos mayoritariamente y eso quiere decir que la mayoría quiere mantener la Constitución del 80; pero también el otro 40% de los constituyentes, o quieren cambios, o quieren cambios mínimos. Hay un importante porcentaje de la población que quiere cambios, mas los que no sabemos por qué votaron nulo, hace que sea una ecuación difícil de despejar”.

Pero concluye que, siguiendo a rajatabla los resultados del domingo, “uno podría decir que la gente está pidiendo es moderación en el nuevo texto constitucional”.

La derrota del domingo pasado, ¿es también una derrota de Boric? “Kast ganó con una paliza, si lo vemos desde ese punto de vista podríamos decir que este un golpe muy, pero muy duro para el gobierno, pero no sé si es un golpe que acabe con el gobierno. Sí puede ser que le permita salir de ese letargo en el que está el gobierno, que le permita reordenar las fuerzas internas de sus coaliciones y enfrentar a Republicanos y a la derecha desde una perspectiva distinta que hasta el momento no estaban desarrollando. Pero sí es un golpe muy duro, mas no tengo del todo claro que sea un golpe final”, analiza.

¿Y la plurinacionalidad?

Olivares dice que una de las cosas que sorprendió en esta elección es que había una fórmula extraña para la elección de representantes de los pueblos originarios y era que para tener un escaño supernumerario, sobre los 50 consejeros, debían tener el 1,5% de la votación nacional, para tener dos escaños un poco más del 3%.

“Se logró un solo escaño para pueblos indígenas y originarios, para un representante del pueblo mapuche. Él, esta semana ya declaró que no va a apostar por la plurinacionalidad, pero sí por tener escaños permanentes, reservados en el Congreso”, dice.

El proceso

Chile está siguiendo un proceso de reforma constitucional en dos etapas. Una primera en la que trabajó el Comité de Expertos, que fue nominado por los partidos con representación en el Congreso, y que lleva meses sesionando y tiene un borrador de Constitución que será entregado a este grupo electo el pasado domingo el día 7 de junio.

Ahí inicia el trabajo de los constituyentes electos, que deben manifestarse sobre la propuesta que dicho comité ha realizado. Donde hay acuerdo con la propuesta del comité, esa norma queda y pasa al texto final y donde exista desacuerdo, o veto, se inicia un proceso nuevo de discusión de esas normas. A fin de año, en diciembre, habrá una votación sobre el texto final.

“La idea del legislador fue generar pesos y contrapesos: en la primera etapa los partidos presentan un borrador, en una segunda etapa ese borrador es discutido por los constituyentes electos, que presentarán una nueva propuesta en los puntos en los que no haya acuerdo. Para vetar una norma del comité de expertos se necesitaba un 60% de apoyo y eso ya lo logró la derecha, entre Republicanos y la derecha tradicional, tienen el quórum para no estar de acuerdo con nada. Si quisieran oponerse a todo el borrador del Comité de Expertos, pueden hacerlo”, apunta el analista chileno.

La resaca conservadora en Chile

Según Claudio Fuentes y Aurora Rozas, analistas de Latinoamérica21 y miembros del Laboratorio Constitucional Universidad Diego Portales, hay que tener en cuenta que en Chile hay un sector votante relativamente leal o “duro” en cada sector del espectro político. La centro-izquierda ha movilizado entre cuatro y seis millones de personas en los últimos ciclos electorales. Casi seis millones apoyaron la idea de establecer una nueva Constitución, sin embargo, menos de cinco millones aprobaron la propuesta constitucional de la convención que finalmente resultó rechazada.

En la elección de este nuevo Consejo Constitucional la centro-izquierda obtuvo poco más de tres millones y medio de votos.

En la derecha, las cifras han sido algo más oscilantes, Si bien para la elección de convencionales en 2021 la derecha obtuvo poco más de un millón de votos, a fines de ese mismo año el candidato Kast volvió a alcanzar el apoyo de más de tres millones y medio de personas.

Parte de la explicación del resultado del domingo se debe a los cambios en las reglas electorales, las que introdujeron un importante caudal de votantes que no estaba involucrada con la discusión política nacional.

Pero, ¿por qué las mayorías se están inclinando por opciones de derecha? ¿Por qué la derecha tradicional perdió terreno frente a un partido nuevo y emergente como el Partido Republicano?

Mencionan que “lo primero tiene que ver con una sociedad que está cansada o hastiada de los mismos de siempre, lo que se traduce en un voto con un componente destituyente fuerte.

Y, en segundo lugar, el Partido Republicano fue asertivo en fijar los marcos de la conversación, ya que la campaña no giró en torno al desafío de escribir una nueva Constitución, sino a los problemas de la población que no tienen un componente constitucional directo. Se trata de un discurso que prioriza la seguridad, conservador desde el punto de vista de los valores, y retóricamente anti-establishment.

“Hubo temor ante un cambio muy radical en el modelo y en la lógica de hacer en Chile, ese temor al cambio se expresó en el rechazo a la propuesta de la convención anterior”.
“La mayoría quiere mantener la Constitución, pero también el otro 40% de los constituyentes quieren cambios”.
Alejandro Olivares
“Se trata de personas que poca esperanza tienen en que la política sea el camino para resolver sus problemas”.
Claudio Fuentes Aurora Rozas

¿Qué implicancias tendrá este resultado para Chile?

Según el criterio de Claudio Fuentes y Aurora Rozas, de Latinoamérica21 y parte del Laboratorio Constitucional Universidad Diego Portales, el Consejo Constitucional deberá aprobar las normas constitucionales con tres quintas partes de sus integrantes, es decir, con el apoyo de 31 de los 51 consejeros del Consejo Constitucional. El Partido Republicano obtuvo 23 escaños, por lo que sin ellos no es posible aprobar normas dentro del órgano. Si a ello se suman los 11 asientos de la derecha tradicional, el control de la derecha de dicho consejo es absoluto. Los consejeros de izquierda sumados al consejero indígena solo logran 17 escaños, lo cual los deja al margen de la definición de la nueva Constitución.

Con esta integración, la derecha podría, perfectamente, escribir una Constitución que responda a sus propios intereses e ideología, sin tener que negociar ni una coma con las fuerzas de centroizquierda. No obstante, existe el precedente de la convención anterior donde las fuerzas de izquierda dominantes no se incluyeron a la derecha, lo cual tuvo como resultado el contundente rechazo de la ciudadanía.

Ahora vivimos, dicen, una situación completamente opuesta en la que las derechas tendrán la responsabilidad de someter un texto constitucional que deberá ser aceptado por la mayoría del país. Entre junio y diciembre veremos cómo se desplegará la política partisana para hacer realidad una nueva propuesta de Constitución que será sometido al escrutinio ciudadano.

“La interrogante es si optará por un texto estrecho que responda solo a los intereses sectoriales o bien se abrirá a un acuerdo más amplio que incorpore las demandas de los sectores progresistas para asegurar la aprobación del texto el próximo diciembre”.

Punto de vista
Rafael Archondo / Periodista

Este año, en septiembre, Chile y el mundo recordarán el 50 aniversario del golpe del general Augusto Pinochet. Al mismo tiempo, el país estrenará posiblemente una nueva Constitución que deje atrás aquella carta magna aprobada durante la dictadura militar. Al menos, ese es el plan hasta el 17 de diciembre.

Sin embargo, dicha Constitución no será una orientada a refundar Chile. Todo lo contrario. El pacto social quedará renovado sobre la base de una tradición nacional que puede hoy considerarse de derecha. El domingo 7 de mayo Chile ha enterrado a Allende, no a Pinochet. Hay que anotarlo.

El 7 de mayo de 2023 quedará como el día en el que Chile puso punto final al llamado estallido social, previo a la pandemia. El día en el que una nueva derecha, encabezada por José Antonio Kast, superó la barrera de los tres millones de votos y se convirtió en la primera fuerza política del país. Es la segunda vez que el gobierno de Boric sufre un golpe certero.

El Partido Republicano es mayoría clara en el nuevo consejo constituyente que tiene la misión de redactar una nueva Carta Magna hasta octubre. 22 de los 50 consejeros responden a la nueva derecha. Ellos, junto a la derecha tradicional (RN y UDI, Chile Seguro), son mayoría plena. Serán los redactores. En la otra orilla, la nueva y la vieja izquierda serán meras espectadoras, incluidos los seguidores de Boric, el presidente.

Usamos el término nueva y no ultraderecha, porque ya Chile ha empezado a cuestionar la denominación “extrema” para los seguidores de Kast. La nueva derecha es la renovación del viejo pinochetismo de Piñera. Es la cara renovada. No es fascismo, no lo es.

En Chile ha quedado claro que el ultrismo plurinacional ha topado con un límite. La gente está cansada de refundaciones, quiere, como dijo Kast la noche del pasado domingo, que impere el llamado “sentido común”, que vuelva la seguridad y la prosperidad.

En Chile se ha producido el primer revés profundo de la izquierda en América Latina. Por eso, este 50 aniversario del golpe será muy diferente del que se esperaba.


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