Moneda

La hipótesis de la dolarización

El autor considera la posibilidad de una radical reforma monetaria; se podría usar cualquier moneda internacional, euros, rublos o yuanes.

Ideas
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La Paz - domingo, 14 de mayo de 2023 - 5:00

¿Para qué dolarizar?

La dolarización sustituye la moneda nacional por otra de mayor aceptación que se emite fuera de las fronteras de un Estado. Panamá se dolarizó en 1904, Ecuador en 1998 y El Salvador el 2001. Lo hicieron para controlar su inflación, pero lo fundamental es que lo lograron porque los gobiernos dejan de manipular la cantidad de dinero mediante emisiones inorgánicas para financiar sus excesos fiscales. Es decir, lo importante es que esta medida proporcionó estabilidad financiera, aumentó la confianza económica, facilitó las transacciones y mejoró las condiciones de ahorro e inversión, además de poner disciplina en el gobierno.

La propuesta ha vuelto a la agenda pública en el debate electoral de Argentina, que vive una situación de mucha incertidumbre. La manipulación monetaria y del tipo de cambio han agravado los problemas con inflación, devaluación de su moneda y continua pérdida de competitividad de sus industrias.

Usar una moneda extranjera sacrifica un símbolo de soberanía estatal y eso puede resultar excesivo para la cultura nacionalista. Pero a cambio se le devuelve soberanía a la gente, se gana estabilidad para los consumidores e inversionistas, y algo clave: establece disciplina fiscal obligando a los gobiernos a actuar con prudencia.

¿Cuándo dolarizar?

Hacia el 2012 estábamos acumulando reservas y hasta parecía posible distribuir bonos en dólares para facilitar el cambio y compensar la eliminación de subsidios. Pero cuando sugerí algo así mis colegas demostraron confiar en que la política monetaria sea un instrumento de desarrollo, administrando la oferta de dinero y el tipo de cambio.

Hoy nos encontramos en situación opuesta. Las reservas en divisas no se reponen y el gobierno venderá las de oro. Los bancos tienen problemas de liquidez por la demanda del público que prefiere ahorrar en dólares. El tipo de cambio no se ha modificado pero hay transacciones que muestran presión al alza, que a su vez empuja los precios de los bienes importados. Hay una “dolarización” de hecho en los cálculos de la gente y en la ilusión de mantener un tipo de cambio fijo.

En esas condiciones, ¿será posible defender la estabilidad y restablecer expectativas optimistas? ¿Se puede prevenir la crisis devaluatoria e inflacionaria que nos amenaza? ¿Hay alguna manera de eliminar el manipuleo político en la gestión económica e imponer normas de prudencia en el gasto fiscal y la política comercial del Estado?

Dolarizar o no dolarizar

Esta opción requiere reemplazar la moneda muy rápidamente para reducir la especulación. Segundo, debe evitarse que la circulación se detenga por falta de billetes y monedas, y éstos deben ser también de corte menudo para evitar que los bienes de consumo popular suban de precio simplemente por falta de cambiado.

Los dos problemas se resuelven con la bancarización: cambiando la moneda nacional por dólares en cuentas bancarias individuales, cuya apertura debe facilitarse. En el día de la dolarización, todas las cuentas corrientes, de ahorro, depósitos a plazo fijo, préstamos y créditos se convierten a dólares, y quienes tienen bolivianos, tendrían un plazo para depositarlos y conseguir su conversión inmediata a dólares. Al mismo tiempo, se decretaría la obligatoriedad de aceptar pagos por medios digitales: tarjetas de débito o crédito, transferencias directas o pago simple (código QR), cualquiera sea el monto de los pagos.

Por lo tanto, lo que entraría en circulación es un dólar digital más que uno físico. Estas tecnologías no estaban tan desarrolladas como ahora cuando Ecuador y El Salvador optaron por la dolarización, y evitarán muchos de los problemas prácticos que allá se presentaron. Para dar confianza al cambio deberían destruirse de inmediato los billetes, no vaya a ser que alguien los deposite más de una vez.

La posibilidad de que la gente acuda a los bancos para retirar sus dólares representaría un problema pasajero. ¿Para qué retirarían su dinero del banco si no podrán jugar con el tipo de cambio y en las cuentas estaría físicamente protegido, ganando interés y pudiendo hacer cualquier pago con medios digitales?

En los hogares hay una cantidad indeterminada de dólares en efectivo. No salen a circulación por la expectativa de sus tenedores de ganar con modificaciones al tipo de cambio o protegerse de la inflación. Desaparecidos ambos fantasmas, y hecha oficial la circulación de dólares, los bancos estarían en condiciones de recibirlos en sus cajas de ahorro o depósitos a plazo fijo con intereses razonables. Es decir, las reservas internacionales que hoy están en los hogares proporcionarían una parte importante de monedas y billetes para la circulación.

Un programa de esta naturaleza debería incluir un acuerdo institucional de largo plazo con organismos internacionales y gobiernos amigos para tener billetes y monedas que den liquidez a la economía, al menos en un primer momento.

Todo el proceso se facilitaría dorealizan abonos a las cuentas de los ciudadanos como compensación por la eliminación de subsidios. Es suicida mantener los déficits fiscal y comercial con el despilfarro de carburantes.

La mayor dificultad en este proceso estará relacionada al uso de los medios digitales de pago en los sectores menos educados, más alejados de las ciudades y de mayor edad. Pero se puede poner en marcha un programa de asistencia para hacer pagos, ya que recibirlos directamente en la cuenta sería muy sencillo con sólo mostrar un QR con foto y nombre. Y falta poco para que la red de internet satelital de Starlink cubra Bolivia en sus rincones más alejados.

Ganadores y perdedores

En este proceso perdería algo el Estado porque ya no podría financiar sus gastos con la impresión de billetes, que convierte a la inflación en un impuesto ciego y regresivo, y se vería obligado a limitarlos, como lo hace cualquier hogar que protege su futuro. También se vería obligado a promover exportaciones para evitar que los déficits comerciales reduzcan el circulante y causen impactos recesivos. El gobierno perderá también las utilidades de imprimir billetes (le llaman señoreaje), pero el país ganará más con la certidumbre y la estabilidad.

En el análisis y la discusión surgirán observaciones y objeciones. Por ahora, esta primera aproximación sugiere que la hipótesis merece ser considerada. Las experiencias de Ecuador y El Salvador demuestran que su aplicación es viable. En nuestro pasado la viabilidad de los cambios ha dependido de la gravedad de las crisis. Podemos también ahora esperar a que estalle para considerarla, o podemos prevenirla y eludir sus daños.

“Usar una moneda extranjera sacrifica un símbolo de soberanía estatal y eso puede resultar excesivo para la cultura nacionalista”.

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