“¿Triunfará el
fascismo en Brasil?”
Donald Trump respaldó oficialmente a Jair Bolsonaro en su intento de reelección. En un marco de crisis económica y de hartazgo general con el extremismo del presidente brasileño, el candidato rival, el expresidente Lula da Silva, lidera en todas las encuestas por una diferencia de 15 puntos con un apoyo del 45%. En este contexto, ¿hasta qué punto un elogio de Trump le puede servir a Bolsonaro?
Trump explicó que “el ‘Trump tropical’, como se le llama cariñosamente, ha hecho un gran trabajo para la gente maravillosa de Brasil”. “El presidente Bolsonaro ama a Brasil por encima de todo”, escribió Trump. “¡Es un hombre maravilloso y tiene mi respaldo completo y total!”
En lo personal, el amor es recíproco. Bolsonaro llegó a decir que “ama a Trump” pero es importante pensar en la centralidad del culto al líder y la expectativa de obediencia total de los seguidores. Este tipo de relación no es infrecuente entre los fascistas y los aspirantes a fascistas. En 1923, Hitler dijo: “Si un Mussolini alemán fuera entregado a Alemania, la gente se arrodillaría y lo adoraría más de lo que nunca lo ha hecho Mussolini”.
Bolsonaro también coincide en hacer del machismo vulgar y exacerbado un tema central de campaña. Al igual que lo había hecho Trump en la campaña del 2016, recientemente Bolsonaro hizo un elogio de su potencia sexual para presentar su idoneidad como candidato.
Tiene lógica que un presidente investigado por la justicia, que fracasó en el manejo de la pandemia y que fue rechazado por una mayoría de electores y luego mintió y sigue mintiendo sobre el resultado de la elección, apoye a un colega que presenta exactamente sus características.
Peor aún, Trump luego apoyó la toma del parlamento del 6 de enero de 2021 en su nombre a partir de la gran mentira de que le habían robado las elecciones. El fin de dicha movilización era mantener a Trump de forma permanente en el poder a pesar del resultado de las elecciones. Es en este punto y en las reiteradas amenazas de que, si pierde, Bolsonaro no va a reconocer los resultados de las elecciones en donde es posible un peligro fascista para Brasil.
El mundo actual vive una transformación profunda: un intento de regreso del populismo al fascismo. Durante el siglo pasado, el fascismo ha evolucionado, los líderes han reformulado su aspecto. Si bien el fascismo explícito desapareció del poder después de la Segunda Guerra Mundial, sus ideas antidemocráticas sobrevivieron, a menudo entrelazadas con varias corrientes de populismo.
A pesar de su falta de originalidad, Bolsonaro se destaca entre los líderes autoritarios contemporáneos por estar, comoTrump, más cerca del fascismo que otros populistas.