El estante vacío
El dibujo en Bolivia: Jaime Saenz (III)
El dibujo a mano de calaveras y autorretratos son la marca distintiva de su obra gráfica.
Los escritores constantemente se enfrentan a una vorágine de pasiones. Y es precisamente, Jaime Saenz quien en el dibujo encuentra y despliega una de esas experiencias exaltantes que lo distingue por el estilo del delineando de retratos y autorretratos. Una de sus predilecciones era representar calaveras. En junio de 1967 expuso en la Galería Arca sus dibujos de calaveras. Destaco un autorretrato (de cuatro) encontrado en el libro Memoria solicitada (2004), de Blanca Wiethüchter. En esta entrega, compartiré mi observación crítica sobre esta última forma de dibujo desde dos miradas. Por un lado, entendiendo que el autorretrato sería la capacidad de dividirse en dos (pathos). Por otro lado, sería una forma de modelarse a sí mismo viéndose desde adentro (ethos).
El dibujo a mano alzada de calaveras y autorretratos son la marca distintiva de la obra gráfica de Jaime Saenz. De los últimos, me detengo a considerar uno que está graficado y que ocupa gran parte de la página 16, del libro de Wiethüchter. No tiene un título. Por la observación directa afirmo que la imagen (en primer plano) es de su rostro y de una parte de su torso. Acompaña, en segundo plano, un recuadro que asemeja ser un muro de ladrillo con marcas de signos en clave ¿letras? Aplica un sistema de reproducción del trazo uniforme lineal y curvo, con tendencia a configurar la mancha por la saturación y entramado de rayas en la parte inferior de la cara. No existe variedad de grosores de líneas y se percibe que la técnica gráfica empleada es con marcador negro de punta mediana.
La observación crítica está matizada por dos formas de miradas. En primera instancia, considero que la imagen representada da la sensación de que Saenz al autorretratarse se divide en dos (metafóricamente). En esta medida, el perfil creado plasma adecuadamente la realidad que experimenta el modelo, en ese momento. Entonces, resulta ser una imagen estilizada y semejante al original. En esta relación, la figura recreada es de un Jaime Saenz de tinta y papel (literalmente). En esta figuración, el arte y el artista se diferencian como dos entidades independientes. El artista que se autorretrata en el arte y el dibujo que permite mirar a otro yo. Es la división de uno que proyecta mirar a dos.
El trazo del dibujo es limpio y expresa los rasgos exteriores del rostro del lado derecho de Saenz. Es una imagen de perfil en tres cuartos. Hay una intención de querer mostrar el total de la cabeza, pero sin mostrarla completa. En esta pose, la cabeza está inclinada levemente hacia abajo y apoyada al pecho por el mentón, por eso la mirada se dirige hacia el suelo. En el proceso de diseño destaca el pelo largo, casi melena. El cabello tendría una continuidad en la barba larga, que ocupa un tercio de la cara y el bigote abundante. En la barba, el nivel de detalle gráfico es excesivo por el hartazgo de líneas (mancha). Los ojos, la nariz, las cejas, la frente y los pómulos identifican un trazo muy fino. Son líneas hechas con precisión y delicadeza, porque acentúan ojos pequeños y profundos, nariz mediana respingada, cejas finas y cuidadas, frente amplia con un saliente entre cejas y pómulos grandes.
La parte superior de la cara es clara y la inferior es oscura. Debajo de la cabeza sobresale el torso incompleto, porque solo muestra parte del brazo izquierdo. Tiene la postura volteada hacia el centro. En esta parte, los trazos lineales son escasos, a manera de esquís. La camisa enseña cuatro botones y un bolsillo en la parte izquierda. Estas pinceladas son montadas de forma recta, circular y oblicuas, dando el efecto de que las prendas representadas están fuera de foco.
En una segunda mirada, se ve este dibujo como un grabado de sí mismo, pero desde adentro. Ver adentro de uno es conocerse interiormente, es leer el alma propia. En esta ecuación, el artista mira a otro “yo” entrañable y lo insinúa detrás del dibujo. El artista no busca dibujar su alma, sino el alma del dibujo (Jean Coassou, Panorama de las Artes Plásticas). En este caso, el alma se aprecia en la expresión gráfica del rostro o el estado de ánimo captado. Esto conlleva mirar un rostro que quiere revelar una forma de ser, un autorretrato de Saenz reflexivo. Un sujeto ensimismado. El dibujante se contempla de esa manera y el espectador imagina alguna característica de su yo interior. Es mirar detrás de la fachada exterior del rostro.
Si el autorretrato es visto como un campo de observación interno, el artista captura una fracción de tiempo y lo deja grabado. En este caso, el dibujo desprende una mirada abstraída. La intención es crear un estado de concentración, de meditación. Por consiguiente, los autorretratos de Saenz por Saenz son dibujos psicológicos. Esta catalogación está fundamentada porque el dibujante explora, o desea que exploremos más allá del rostro exterior. El dibujo persigue que miremos dentro del dibujo. Se aleja del parecido fiel exterior para aproximarnos a un análogo interno. El espectador mira el dibujo interior con mucho misterio. Así, se plantea la interrogante ¿qué piensa?
La imagen interna del autorretrato de Saenz está definida por la forma en que se grafica el rostro con un estado de ánimo reconcentrado. Es un dibujo con alma. Y para llegar a conseguir esta sensación con el trazo, el artista necesitó percibirse desde su interior.El aspecto externo del rostro debe provocar una intensidad visual fija para mirar el carácter interno del retratado.
Concluyo diciendo que en el plano de la exploración gráfica del dibujo saenzseano llegó a uno de sus autorretratos. Y en esta figura localicé dos vías de miramientos: la externa y la interna. Interacción de miradas. El dibujo exterior del rostro es como observar a Saenz dividido en dos. Algo así como un perfil producto del reflejo del espejo (phatos). El dibujo interno es apreciar, en la expresión del rostro, un yo invisible. Invisible, porque el diseño sale de su alma. Estos dos modelos de observación forjan una simbiosis de intención de interpretación gráfica que conecta cuerpo y alma.
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