Historia
Marof y su crítica ácida al MNR
En su libro “Radiografía de Bolivia” (1997), dedica un capítulo al desarrollo del proceso del 52 y expresa su malestar sobre la conducción del desarrollo económico del MNR.
En noviembre de 1964, llegado el ascenso del nuevo presidente, General René Barrientos Ortuño, empezaron a salir a luz varios documentos antimovimientistas, relatos, crónicas sobre los campos de concentración, asesinatos a miembros opositores, desaparecidos, torturas, malversación de fondos, financiamientos extranjeros entre otros. Un caso singular fue el dec Marof (Gustavo Navarro), destacado escritor, polemista y político que desnudaría a todo el equipo del MNR, “que ha dejado la nación en ruinas”.
El entorno social boliviano, durante los 12 años de gobierno del MNR, vivió un estado de somnolencia; la publicidad, la difusión de folletos, periódicos, crónicas y biografías alabando al régimen movimientista adormecían a la sociedad boliviana; y cualquier texto opositor al gobierno era tomado como un libelo antinacionalista.
En este caos de construcciones narrativas unilaterales, aparece Tristán Marof, destacado político y novelista de los años 20, que, mediante ensayos y relatos, da lugar a su memoria para recordar sus encuentros con algunos miembros del MNR, descritos como “gente sin fortuna que buscaba dinero, privilegios y como tenía ideología confusa, mezcla de todo, alucinó a los obreros, a los campesinos y a los tontos que les creyeron”, describiendo los defectos de sus cabecillas: Estenssoro, Cespedes, Arce, Cuadro Quiroga y Montenegro, siendo menos cáustico con Siles.
El encuentro más temprano de Marof con miembros del MNR fue en los años 40. En ese tiempo, Marof habla de su primer contacto con el abogado Paz, quien vino a su bufete para proponerle una transacción judicial en un pleito entre los empleados del hotel París y su dueño. Naturalmente, el joven abogado en ese entonces era un “conocedor del medio, un hombre al que no le gusta el barullo, los mítines ni protestas”, para luego convertirse en el líder de traiciones “a sus amigos más íntimos no interesándole otra cosa que lo que está a la vista, lo que puede darle cuantiosas utilidades, trátese de política o de dinero contante”, llena de inquietud por el poder y dominio particular del país. En 1965, publicaría el libro Breve biografía de Víctor Paz Estensoro, el cual está lleno de críticas directas.
Su rivalidad con Carlos Montenegro es intensa y violenta. Marof, desde artículos de prensa, y Montenegro desde La Calle, lanzarían sus dardos humorísticos sobre cada uno. El odio fue tan potente que en una soleada tarde Marof, agarrado de su pistola, dispara a Montenegro, hiriéndole levemente.
Al referirse a Montenegro, acostumbrado a decir verdades hirientes de sus rivales, lo describe como “un aprovechado y que jamás escribió con desinterés, es decir que nunca puso su pluma al servicio de una causa noble si no es pensando en la dádiva inmediata y en su interés particular, toda su vida hasta su muerte”. Además, menciona, con aguda critica, la adhesión de Montenegro a la logia partido Razón de Patria (Radepa) y al nazismo, “triunfantes en el momento, como estaban en Europa, le darían la mano a él y a ese grupículo nacionalista”. Años más tarde, publica su ensayo Glosando el libro nacionalismo y coloniaje de Carlos Montenegro (1961), donde concibe toda la teoría de nación y antinación como un resumen de llamar “nacionalistas a los conservadores terrígenas que odian cualquier innovación (...) Los innovadores, llámense socialistas o de otra tendencia, constituyen la antipatria”.
En otro lado de sus escritos llenos de sentencias y adjetivos, se dirige a Augusto Cespedes, quien, al igual que su rival político, sería un destacado escritor y polemista. Para Marof el duo Montenegro-Céspedes “era el parasitismo nacionalista ya que para ambos era un sufrimiento vivir entre los indios altiplánicos, eligieron las embajadas para hacer propaganda de Bolivia en el exterior... ¡Excelentes sujetos! Se perdían por una copa de whisky y por una mujer cualquiera”. A Cespedes lo califica de “literato mediano y con cierta dosis de realismo, calcado de novelistas italianos como que su cuento El pozo, tan celebrado, es muy parecido y casi exacto a lo que escribió Roberto Bracco en los años de 1918 (...) es un ignorante en cuestiones sociales y un audaz para incursionar en lo que no conoce y nunca ha leído nada porque su vida escandalosa no le ha dado tiempo sino placer”.
A Armando Arce, fundador del La Calle en 1936, vocero de los primeros pasos del MNR, lo describió como “antiguo rondín del partido liberal y dizque revolucionario, título que le cuadra a maravilla por la ignorancia que posee y de la cual hace gala”; sobre José Cuadros Quiroga, cofundador y director de las bases y programa del MNR, dice: “intelectual inquieto, pequeño burgués, comunizante, sin valor para ser comunista”.
Si bien Marof es ácido con su crítica con estos miembros del MNR, es coherente y hasta imparcial con Siles Zuazo, admirando su destreza como orador y por sus discursos capaces de mover masas.
Mientras el movimientismo seguía en vilo y en batalla en los años 70, en pleno estado de dictadura, Marof dejaría su versión definitiva del MNR y su importancia en la historia del país.
En su libro póstumo, recopilado por su amigo Stefan Baciu, Radiografía de Bolivia (1997), dedica un capítulo al desarrollo del proceso del 52 y expresa su malestar sobre la conducción del desarrollo económico del MNR que hizo “creer a los sencillos obreros de que eran dueños de todo y de que en adelante el trabajo se debía descuidar en nombre de la revolución. Los más bribones se convirtieron en líderes y entraron a saco como las hordas, puesto que no había ley ni moral ni autoridad”.
Si bien la historia ha sido favorable con la narrativa optimista y sostenible del MNR y sus líderes mencionados, llena de comodidades como viajes, ingresos económicos y puestos gubernamentales, como también su legado de varios seguidores, Marof no tendría la misma suerte. Siendo olvidado en su casa, ya alejado de la política, en la ciudad de Santa Cruz, falleciendo a finales de los años 70, sin llegar a ver que, una vez más el MNR llegaría al poder años más tarde.
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