El estante vacío

Reflexiones sobre una escritora indianista boliviana

María Frontaura Argandoña se consolida como una escritora temática, desarrollando temas recurrentes y profundos, como el indianismo boliviano, o de la “indiología”.

Letra Siete
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La Paz - domingo, 04 de junio de 2023 - 5:00

En esta oportunidad departiré testimonios biográficos y opiniones legítimas de notables intelectuales del medio internacional y nacional respecto del trabajo crítico de la temática indianista, de María Frontaura Argandoña (1910-1978). Datos simbólicos que profesan expectativa de valor literario por ser una mujer quien escribe sobre este tópico. Narrativa que la propaga y la estampa en el ensayo Hacia el futuro indio (1932), en el primer tercio del siglo XX. Publicación que circula en una época tensa para Bolivia, porque ese año comienza la Guerra del Chaco.

En principio, según el Diccionario biográfico de la mujer (1965), de Elssa Paredes de Salazar (1918-2013), se expone que la autora potosina estudia en la Normal de Sucre, egresando como maestra en 1917. Luego desempeña funciones como educadora en las escuelas de Potosí, Oruro y La Paz. Adicionalmente, como escritora y periodista explora el estudio de las temáticas del folclore, mitos y costumbres nacionales, dando a luz Mitología aymara-quechua (1935).

A este listado de obras, se suma (en el ámbito literario) el trabajo teatral Intip Raymi, de tinte melodramático. En 1931 obtiene el tercer premio en la ciudad de Cochabamba con la obra Himno a la madre. El mismo año, en Oruro logra el segundo lugar en la Sección prosa de los Juegos Florales, con el trabajo Égloga. Un antecedente familiar relevante es que el escritor Manuel Frontaura Argandoña (1906-1985) es su hermano mayor. Y estuvo casada con el pintor, muralista y grabador orureño Mario Alejandro Yllanes (1913-1960).

El texto Hacia el futuro indio posee dos ediciones: una de 1931, con prólogo de Franz Tamayo y publicado por la imprenta América. La segunda tirada es de 1932, con un prefacio adicional consumado por la propia autora y circula gracias a la imprenta militar. Esta última impresión, está dividida en dos partes: en la primera, están los dos prólogos antes mencionados y seis capítulos del tema que aborda. En la segunda, aparecen 26 trabajos recopilatorios y opiniones de la obra de Argandoña. En este libro nuestra autora se consolida como una “escritora temática”, es decir, tiene inquietudes de desarrollar temas recurrentes y profundos, como el indianismo boliviano o de la “indiología”, como también lo designa.

Esta percepción se desabriga en el “Prólogo de la segunda edición”, afirmando que su ensayo “es, fuera de ciertas consideraciones que contempla, nada más que un estudio del problema del indio bajo el punto de vista educacional inmediato. No es una obra frondosa ni magistral; no analiza los innumerables aspectos que el problema contiene, no incursiona a plantear siquiera los problemas sociológicos, económicos ni legislativos, y si hace mención de ellos, es porque se refiere a realidades ya universalmente admitidas, no como una necesidad propia o particular de un sector racial, sino como una necesidad de elemental enunciado humano”.

En el capítulo “El problema del indio visto por una maestra” comienza argumentando que “el indio es una poderosa fuerza racial latente, porque así lo determinan sus antecedentes históricos y sociales en los que ha demostrado su capacidad”.

En esa línea, nombra la expresión “ciencia pedagógica indígena”, dando a entender que los postulados de su investigación educativa no desean entrar en polémica en otras especialidades sociales. En el apartado “Cómo debemos ver los maestros el problema del indio”, aclara que los educadores deben tener una visión “abierta, franca y prácticamente” para obligar al indio a educarse, desde su medio natural. Advierto que la ensayista sugiere no despojarle al indio de su poderosa cultura milenaria, sino integrarlo a la educación occidental para perfeccionar su capacidad intelectual.

En “Declaración de los derechos del indio”, Argandoña copia una breve síntesis de su participación como delegada del Ciclo primario del Distrito de Oruro ante la Primera Convención Nacional del Magisterio, el año de 1930. Transcribo el artículo c) Derechos económicos: “el indio es propietario de la tierra donde ha nacido por la perpetuación inalienable e imprescriptible de la tradición, la costumbre y el tiempo. Respecto a sus sistemas comunitarios; todo medio doloso de coacción sobre el indio para transaccionar con él sobre sus propiedades es un delito. El indio fue y deberá ser un propietario”. Esta propuesta es enunciativa y previa a la Reforma agraria, parte de los principios de la Revolución Nacional de 1952.

En la segunda parte del ensayo, existen juicios y comentarios de prestigiosos pensadores, revistas y periódicos extranjeros y nacionales a la faena textual del libro. Reflexiones que se forjan desde dos matices: de ensalzamiento y de crítica cáustica. En la vertiente de encomio surge la voz de la chilena Dinka Ilic (1903-1969), que en su comentario femenino para el libro Hacia el futuro indio, apunta que la autora es “mujer y maestra, doblemente sensitiva, se conduele al ver que a sus indios, aquellos indios de nuestra América que tuvieron una civilización personalísima y avanzada, se les tiene ‘sin permitirle mayor injerencia que las que ocupan las bestias pasivas y explotadas’”.

De igual forma, Alberto de Villegas (1897-1934), interpreta que Argandoña en “su clamor perseverante, su actividad sin colmo, su entusiasmo afanoso, sus excursiones a severas disciplinas mentales, confieren a este libro un tono inesperado, en obra de mujer”.

En la veta crítica, Carlos Medinaceli (1902-1949) en Visión del indio, sostiene que, aunque la autora tiene un error de perspectiva, sugiere que el indio “es una ‘fuerza muerta’ no por emporio de energía en potencia capaz de paragonarse en lo psíquico y etnológico con el inmigrante europeo, sino porque no queda otro recurso que contar con él. No pudiendo ponerse de lado como a modesto obstáculo, estamos obligados a transformarlo de inconveniente en beneficio. Ardua labor”. Y bien, aquí finalizan estas reflexiones sobre Frontaura Argandoña, escritora temática que logra adentrarse en la cuestión indianista marcando pautas de sensaciones y pensamientos femeninos sobre esta materia.

“La ensayista sugiere no despojarle al indio de su poderosa cultura milenaria, sino integrarlo a la educación occidental para perfeccionar su capacidad intelectual”.

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