Niños son contratados por dueños de granjas clandestinas. Les pagan entre Bs 1,50 y 2,20 por unidad y deben desplumar aves en la madrugada. Lo hacen por necesidad aunque eso afecte sus estudios.
Al trabajo de cosecha de coca, al que se incorporan menores yungueños, se suma el de pelado de pollos en granjas ilegales. Autoridades locales niegan que haya deserción; maestros hablan del 12%.