Editorial
No a una planta nuclear en Bolivia
Problemas similares ha enfrentado un reactor que se construye en Flamanville, Francia, desde 2007. Primero debía estar operable en 2012, luego fue atrasada su inauguración para 2014 y ahora se espera que entre en operaciones en 2017. Su presupuesto empezó en 3.300 millones y ahora está en 8.500 millones de euros.
No son buenas noticias para la energía nuclear, consideró el diputado socialdemócrata Klaus Barthel en una entrevista con el suplemento Aldea Global de Página Siete. Barthel, que fue integrante de la delegación que visitó Bolivia para el inicio del tercer mandato del presidente Evo Morales, asegura que en EEUU y Europa no hay nuevos proyectos de plantas de energía nuclear (a excepción de las dos mencionadas que se construyen en Finlandia y Francia) y que este tipo de energía está en franca retirada. El diputado Klaus Barthel explicó que ninguno de los países europeos que utilizan energía nuclear (son 14 en total), renovará sus plantas y que éstas quedarán en desuso en un par de décadas. La explicación de Barthel es económica. Cree que la electricidad que generan las plantas nucleares es más cara, si se consideran los gastos de tratamiento y almacenamiento de residuos atómicos, que cualquier otra energía, incluidas la eólica y la solar.
El Gobierno boliviano, que ha anunciado un proyecto presuntamente ya financiado para instalar un planta de energía nuclear en el país, no ha considerado estos argumentos antes de lanzar su idea. Ha dicho que construirá la planta en territorio del departamento de La Paz a un costo de 2.000 millones de dólares (1.770 millones de euros). Barthel cree que la obra es inviable por todas las dificultades de construcción, financieras y de seguridad.
Barthel y, antes, el exalcalde de Zúrich, Suiza, Elmar Ledergerber, que también visitó Bolivia, afirman lo que es evidente, pero que no logra movilizar ni los mismos recursos y fervor de las autoridades, entusiastas con obras de gran volumen: el país tiene un potencial enorme para la generación de energía solar y eólica, modelos de producción que se complementan adecuadamente con el gas natural, que el país posee abundantemente. Bolivia va, en esto, contra el sentido de la historia.
El Gobierno no ha considerado las experiencias de Europa y EEUU antes de lanzarse a decir que construirá en territorio boliviano una planta nuclea
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