
Con la boca abierta
Chile y Bolivia: nueva constitución, nueva política o más de lo mismo
Evo Morales, ex presidente de Bolivia, con ese exceso de autoestima que lo caracteriza, ha ido a Chile a sacarse foto con sus admiradores y recibir el borrador de constitución que será sometido a plebiscito el 4 de septiembre. Su presencia, en un país enfrentado a la decisión más importante de los últimos años, no parece ser de ninguna ayuda a nuestros vecinos. Les da argumentos a quienes la critican y dicen que es una copia de la boliviana.
Bolivia no es un país que agrade a los chilenos. Bueno, no a todos. Algunos suelen vernos con condescendencia; también están los que nos miran con desprecio citando los no pocos males que nos afectan: los golpes de estado, la inestabilidad, la falta de educación. Algunos jóvenes mal informados aún defienden al gobierno del MAS atizando la resistencia impregnada de racismo. La ausencia de una mirada crítica contribuye a la polarización.
Cuando el “indio” no ilustrado ganó las elecciones, muchos “neoliberales” quedaron perplejos por sus logros especialmente los macroeconómicos y cerraron los ojos, igual que Bachelet desde el Alto Comisionado, a las innumerables violaciones a los derechos y muy particularmente a los derechos indígenas de los que “el jefazo” tanta gala hace en el exterior.
La propuesta de nueva constitución no es tan mala como critican, ni tan buena como dicen quienes la escribieron. En todo caso no cabe duda que detrás de ella hubo un importante movimiento social y un debate que ya quisiéramos las bolivianas que hubiera ocurrido durante la asamblea constituyente boliviana. Hay tres cosas que son cambios importantes: la democracia paritaria, que ya constituye un cambio de paradigma que hace justicia a la lucha de todas las mujeres, el estado social de derecho que deja atrás el pinochetismo y el compromiso con el medio ambiente. Yo, entre aprobarla y no aprobarla, la aprobaría además por no estar al lado de la peor derecha latinoamericana. Dicho eso, quisiera subrayar que soy consciente de la ambigüedad que he observado durante el debate constitucional. Quienes han decidido sumarse al llamado constitucionalismo latinoamericano que no es otra cosa que las constituciones violadas sin rubor por los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, no han reconocido casi nunca que estaban mirando a Bolivia. Han citado Nueva Zelanda, Australia y hasta Finlandia para justificar la plurinacionalidad, a sabiendas que ésta es sobre todo una especie de clave de pertenencia a una corriente política. Si dices que eres plurinacional estás IN. No se han molestado en mirar los resultados bolivianos que los colocarían OUT. Por su parte, los defensores del rechazo han aprovechado prejuicios y algunas medias verdades para implorar que no se apruebe la constitución para no parecerse a Bolivia, discurso con el que esconden sus temores al cambio. En el medio queda un centro bastante confuso que pide “aprobar para reformar” y otros que piden “rechazar” para reformarla, cosa que provoca hilaridad si no fuera que retrata el grado de confrontación que vive ese hermoso país. Que allí aparezca Evo Morales, responsable de la desinstitucionalización del país, el crecimiento del narcotráfico y la penetración del crimen organizado en todas las esferas y en la sombra circule el ex vicepresidente García Linera no puede más que generar preocupación en este lado de la cordillera. Son los mensajes del Presidente Boric que dan una esperanza moderada y aunque comparte la condescendencia por Morales, es justo valorar su condena a Nicaragua, Venezuela y Rusia. Falto de autocrítica, Morales que apoya las dictaduras de izquierda se ha atrevido a preguntar “ ¿vamos a ganar ?” Seguro pensando en cómo él es capaz de ganar incluso cuando pierde. Lo cierto es que no creo que los problemas estén en las constituciones. La realidad nos mostrará si la nueva izquierda que surge con Boric es capaz de profundizar la democracia sin seguir el camino de los autoritarios. Nueva constitución pero sobre todo mejor política.
si la nueva izquierda que surge con Boric es capaz de profundizar la democracia sin seguir el camino de los autoritarios.
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