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El poder degradado moralmente
En Bolivia no sólo se vive la crisis económica, la falta de dólares, sino que vivimos una crisis del exceso de clientelismo y del prebendalismo estatal, lo que hay es más profundo que solamente los temas económicos, se trata de la degradación moral del poder por ausencia de ética, por la pérdida total de los valores que guían la convivencia cotidiana. La corrupción y el narcotráfico se han naturalizado, ante nuestras narices ocurrió lo del narco avión, pero se nos quiere hacer creer que en el Chapare se cultivan bananos y piñas, ocultando que el 95% de la coca chapareña se destina la producción de pasta base o de clorhidrato de cocaína. El poder, los esfuerzos por mantenerlo, la angurria del mismo, ha enceguecido a los gobernantes, ya sea Morales o Arce, quienes viven no para buscar el bien común, ni para solventar las necesidades de la gente, ellos viven para acumular poder, para endiosarse y hacer creer a la gente que son los predestinados de llevarnos al futuro, cuando en realidad nos han hecho retroceder en valores. El poder que es ciego no ve la realidad, Morales nunca miraba la corrupción ni el narcotráfico, quizás porque es dirigente del Chapare; Arce no ve la crisis económica ni la falta de dólares, ni el déficit fiscal;, ellos sólo miran sus intereses de perpetuarse en el poder; los obsecuentes se encargan de tapar el sol con un dedo para decir a sus jefes que todo marcha sobre carriles y que el mundo les agradece por ser excelentes administradores del poder. No en vano Morales, lleno de vanidad, creía que haría la revolución social y moral en el mundo, así de provincianos son estos endiosados.
Llegaron al poder como portadores de nuevos valores, del hombre nuevo, discursaron sobre la ética, sobre el cuidado de la madre tierra, la valorización de los indígenas. En 14 años de gobierno de Morales la corrupción fue más grande que en el pasado, el respeto a la madre tierra no existió, se impuso el desarrollismo extractivista, importaba hacer carreteras en parques nacionales para ampliar la frontera agrícola en favor de los cocaleros, centro del poder actual. A los indígenas los reprimieron y los “interculturales”, es decir, los cocaleros les quitaron sus tierras. En 14 años Morales tuvo de aliados a los empresarios cruceños y sometió con prebendas a los militares.
Se llenaron la boca hablando de inclusión social, -aplaudida por la cooperación internacional-, expresan que, ahora, el poder y la administración pública está en manos de sectores populares, olvidan decir que, en manos de dirigentes sindicales, de dirigentes del MAS, de dirigentes vecinales con prontuarios en vez de curriculum, ninguno de ellos con el expertise necesario para manejar las competencias de sus cargos. El caso del Fondo de Desarrollo Indígena marcó el envilecimiento de sus dirigencias sociales, el caso actual del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, es parte del mismo libreto de corrupción. Los dirigentes de los movimientos sociales fueron cooptados con salarios exorbitantes, con comisiones, coimas, cargos en el gobierno, pero sin tener idea alguna de la administración pública, cooptados con dinero excesivo como los dirigentes de la COB. Al igual que en la época de la democracia pactada, la administración pública estuvo y está cuoteada, algunos dirigentes o ministros son dueños de muchas reparticiones, entre ellas las que tenían que ver con el manejo del agua. Y los cuoteos acabaron y acaban mostrando las fauces de la corrupción; estamos viviendo la crisis del clientelismo y prebendalismo estatal, generada en la ausencia de valores. La ética ha sido archivada, en su lugar impera el cinismo de la mentira estatal.
La degradación moral mostró claramente cómo con sofismas nos quisieron hacer creer que en el caso Zapata no hubo tráfico de influencias, que en el Fondo Indígena no hubo corrupción sino sacrificio por los más pobres, o nos dicen que en el caso del narco avión la culpabilidad es de las autoridades españolas por no informar a tiempo, o que en el caso del Banco Fassil no hay responsabilidades gubernamentales, cuando el mismo Arce sabía hace años de los huecos financieros de esa Institución. La pelea entre arcistas y evistas es para saber quién se lleva el primer premio en el manejo de la corrupción. A ese nivel de descomposición moral nos llevó el MAS con su gobierno.
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