Rolando Morales Anaya
Economista
jueves , 02 de febrero de 2023 - 04:04

Es necesario mejorar el aporte de la educación al desarrollo

En Bolivia y en el mundo existe consenso sobre la importancia de la educación en el desarrollo, pero este consenso contrasta con la poca evidencia empírica sobre la correlación entre crecimiento económico y el mejoramiento educativo medido por los éxitos en materia de cobertura y años de escolaridad. ¿Cómo es posible que exista esta discrepancia entre una creencia ampliamente consensuada y la realidad empírica?

Hay varias explicaciones posibles. La primera pone el acento en la baja calidad de la educación ocasionada por una deficiente formación de los docentes, por la informalidad de profesores y alumnos (ausencia frecuente), por la falta de materiales pedagógicos y por la cultura del poco esfuerzo. La segunda se refiere a que los trabajadores no desempeñan labores en puestos de trabajo correspondientes a sus niveles educativos. La tercera tiene que ver con la migración hacia el exterior de trabajadores bolivianos bien formados o capacitados, constituyendo una sangría de capital humano. La cuarta se refiere a la estructura de la producción que no demanda trabajadores capacitados y la quinta, a una cierta desidia de los profesionales para crear nuevas oportunidades de trabajo.

Lo más sorprendente es que el número de estudiantes universitarios crece a un ritmo del 5% anual llegando a más de medio millón de jóvenes en todas las universidades del sistema. Según el Banco Mundial, Bolivia dedicó, en el año 2020, el 9,8% del PIB al gasto público en educación, constituyendo el nivel más alto de América Latina.

Hay muchas interrogantes: 1) ¿A qué se debe que la matrícula en los ciclos inicial, primaria y secundaria crezca muy lentamente?, ¿se trata de un problema demográfico? Si es así, requeriremos menos docentes en el futuro, 2) ¿Qué esperamos del medio millón de universitarios cuando terminen sus estudios?, ¿Contribuirán al desarrollo, se quedarán desempleados o se irán fuera del país? 3) ¿Es eficiente el gasto en educación?

No todos los problemas educativos pueden ser resueltos en el corto plazo, pero habría que empezar algunos procesos, especialmente, en la educación superior (universidades e institutos normales, INS) para acrecentar su aporte al desarrollo.

La desigual calidad educativa de los colegios secundarios provoca, por una parte, elevadas tasas de reprobación y profesionales mal formados. Los jóvenes que reprueban los exámenes de ingreso en las universidades buscan, como segunda alternativa, ser aceptados en las escuelas normales (INS), bajando su nivel y provocando el desprestigio de la función docente. Un remedio posible a esta situación es la de establecer un examen único a nivel nacional de habilitación para el ingreso a los centros públicos de educación superior (universidades y INS), sin perjuicio a que cada centro establezca requisitos suplementarios.

Una medida de efecto inmediato para el mejoramiento de la calidad docente es la de establecer, mediante ley, la titularización de la docencia mediante exámenes de competencia de manera a disminuir el gran número de profesores interinos. Todo esto en el marco de la autonomía universitaria.

Por otra parte, acorde con la CPE y las leyes que establecen el derecho al trabajo y penalizan la discriminación, deben anularse todas las disposiciones que limitan el ejercicio de la docencia como, por ejemplo, el haber obtenido un título profesional en el exterior o en un centro educativo diferente al que pretende postularse como docente.

Paralelamente, las disposiciones legales deben comprometer a las universidades públicas a dedicar parte de los ingresos que reciben del Estado al funcionamiento de centros de investigación en cada carrera, a las publicaciones académicas y al mantenimiento actualizado de sus bibliotecas. Los centros de investigación universitarios y de las escuelas normales deberían conformar un ente matriz que fiscalice el buen uso de los recursos de investigación. Por su parte, las entidades públicas y la cooperación internacional deberían recurrir, en forma preferente, a estos centros de investigación cuando requieran estudios especializados.

Algunas universidades privadas, que otrora gozaron de mucho prestigio, se encuentran enfrascadas en el dilema de perder alumnos dejándoles la vía libre en los exámenes o mantener su actual nivel de ingresos. A pesar de que sus matrículas son muy caras, los profesores son mal pagados. La solución para ellas se encuentra en el ámbito de la reingeniería comercial.

La desigual
calidad educativa
de los colegios secundarios provoca,
por una parte,
elevadas tasas de reprobación y
profesionales mal
formados.
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