
¿Inflación y recesión mundial?
La quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) de EEUU ocurrió por rumores acerca de su situación que derivó en el retiro de 42.000 millones de dólares en pocas horas. ¿Qué es lo que provocó semejante estampida? FACIL! (No Fassil, ¡caramba, qué coincidencia!): El SVB colocó bonos a largo plazo por miles de millones de dólares con el dinero de sus clientes.
2022 fue un año muy malo para la economía mundial. La Reserva Federal de USA se vio obligada a subir las tasas bancarias en un intento desesperado por frenar la inflación de 2 dígitos como consecuencia de la Guerra de Ucrania y la globalidad del precio del petróleo. Cuando las tasas de interés suben, el rendimiento de los bonos baja y eso llevó a que el SVB perdiera casi 2.000 millones de dólares en 1 solo día. Al día siguiente, enterados los cuentahabientes sobre pérdidas decidieron vaciar sus cuentas. En la tarde, la situación era catastrófica.
Dos son las palabras que nos afligen hoy: INFLACIÓN Y RECESIÓN, por las implicaciones de ambas en los ingresos de los pobres y porque una economía recesiva e inflacionaria afecta a todos, incluyendo los dueños de los medios de producción o empresarios.
La conferencia de prensa del presidente Biden para anunciar que la Reserva garantizaba a los clientes del SVB (No. 16 en EEUU) y los del Signature Bank, no tranquilizó. Muchos clientes del banco Silicona estaban fuertemente concentrados en sectores tecnológicos, lo que aceleró la caída. La preocupación fue peor después que Biden anunció que la reserva “solo” iba cubrir hasta U$ 250.000 por cuenta, aunque hay empresas con depósitos de más de 500 millones de dólares que han perdido casi todo. Los clústeres creados por bancos y empresas, al menos en este caso, no les sirvieron de nada. Eso muestra la fragilidad de la economía.
La pregunta es si hay posibilidades que esta crisis pueda extenderse a otros bancos y a otros países en los que podría causar estragos. Aunque las autoridades den garantías que el sistema es estable, la gente no es tonta y al mercado de valores no se lo puede engañar. De momento, la crisis bancaria ha cruzado el Atlántico y afectó al primer banco privado de Suiza: el Credit Suisse, sus acciones en la Bolsa de Ginebra se desplomaron en un 25%. Aunque el Banco Central Suizo salió a respaldar al Credit, el viernes las acciones volvieron a caer en un 30%, o sea 55%.
Aunque el Credit fue adquirido por el segundo banco suizo (UBS) a un “módico” de 3.25 billones de U$, el resultado fue una entidad bancaria más grande que toda la economía suiza, con todas sus implicaciones por la presencia de un clúster bancario que agrupa a dos inmensos bancos y que pasarán a controlar la economía helvética, pero al mismo tiempo oh ironía!, se tornará más vulnerable. Los accionistas de este banco, recuperaran su dinero en parte pero la mayoría de los clientes son titulares de los cocos (acrónimo del bono contingente convertible), quienes perdieron todo.
¿Cuál es el origen de esta crisis? En plena pandemia de 2019, los presidentes Trump y Biden imprimieron miles de millones de dólares (sin respaldo en producción), con el fin de frenar los efectos del desempleo y la recesión del COVID, es decir alentando inflación y devaluación mundial, sabiendo que lo que hacían era presagio de desastre económico.
Después, Vladimir Putin responsable de la situación mundial por sus ansias de poder desmedido e imperial lo llevaron a la pesadilla de tratar de invadir Ucrania, so pretexto de evitar que ese país “caiga” en la órbita occidental de la OTAN o la Unión Europea, aunque ninguna de las dos cosas haya ocurrido.
Hoy, a más de un año de aquella aventura demencial, Putin fracasó en su intento de apropiarse de territorio ajeno. Sus obsoletos tanques y armamentos almacenados desde la II Guerra Mundial no le sirvieron de nada.
Lo único que consiguió Putin fue unificar a toda la oposición contraria a su gobierno autoritario y exponerse a un conjunto de sanciones que han hecho ver que la economía rusa es altamente vulnerable y su presunta supremacía energética y militar en Europa están seriamente cuestionadas por una pequeña pero valiente nación y un ejército organizado y profesional.
La deuda externa de EEUU es de 31.000 trillones de dólares y se ha convertido en una realidad imposible de afrontar sin medidas de shock que tengan además, el apoyo de todos los actores económicos. La gran incógnita es saber si Biden está dispuesto a sacrificar la escasa popularidad que aún tiene para reparar la situación y tirar puentes de diálogo con los republicanos que dominan el Senado. La reserva federal va a subir el precio del dinero (en 0.25%) en medio de esta tormenta financiera. Está por verse el efecto de esta arriesgada subida de intereses.
Otros “analistas económicos” dicen que si no se actúa rápido, las proyecciones de la economía son muy malas y pueden llevar a una recesión más grave que la Gran Depresión de 1929. Las repercusiones de semejante situación en nuestro país son poco alentadoras y pueden generar una inflación tan temible como el 50.000% que tuvimos en 1985, cuando el país estaba gobernado por don Hernán Siles.
La mayoría de los bolivianos que vivimos esa terrible situación, sin haberse declarado oficialmente la recesión mundial, han sacudido la economía demandando millones de dólares, inexistentes en BCB. El gobierno ha reaccionado decretando un virtual control de cambio, aunque Arce y sus muchachos no dan pie con bola en el manejo de la economía a pesar que tuvieron la mejor situación económica de la historia desde 1825 con ingresos superiores a los 200.000 millones de dólares. Sin embargo, Bolivia se extravió en la previsible caída del precio de las materias primas, el extractivismo y la economía primaria de la que nunca salimos a pesar de los esfuerzos de eximios economistas que buscaban el bien del país.
Es más fácil (o más Fassil?, ¡otra vez qué coincidencia!) ser populista y regalar bonos con dinero ajeno, dobles aguinaldos o invertir en plantas productoras inservibles y proyectos elefantes blancos, en lugar de hacer bien las cosas y ponerse los pantalones para manejar un país que, como decía René Zavaleta es una nación “donde las masas quieren mandar a su modo desde el llano con su ignorancia y su hambre callejera”. Así le fue al país con experimentos económicos que generaron las bases para la destrucción del modelo exitoso de 1985 que hizo el Dr. Paz Estenssoro porque “Bolivia se nos moría”, literalmente. A casi 30 años de aquella célebre y actual frase, como están las cosas, solo esperamos que DIOS SALVE A BOLIVIA y a los bolivianos.
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