Evelyn Callapino Guarachi
Investigadora, politóloga e integrante de Mujer de Plata
jueves , 23 de febrero de 2023 - 09:05

Pushka/Qapu Feminista

La fiesta de comadres en el Cerro Rico

Uno de mis días favoritos del Carnaval es el de comadres (llamado también fiesta de comadres). Lo percibo como si fuera el día en que muchas mujeres se permiten ser libres y salir de sus roles tradicionalmente impuestos: madre, esposa, hija o trabajadora. La fiesta de comadres es una festividad en la que las mujeres reafirman su amistad y complicidad, generando un vínculo de fraternidad y lealtad entre ellas.

En el Cerro Rico, las comadres también agradecen a la Pachamama por el trabajo y la fuerza (física y anímica) que ella les brinda. Cada ciudad, zona o lugar en Bolivia tiene sus formas de celebrar este día. La Fiesta de comadres se conmemora también en otros países.

Este año estuve celebrando con las mujeres mineras en el Cerro Rico de Potosí. Allí compartí la celebración con doña Ali y doña Rosita, mineras potosinas. Las comadres vestían botas de agua y su ropa de trabajo. Por la mañana, empezamos a t’ikachar (enflorar), acción que significa esparcir pétalos de diferentes flores en sus espacios de trabajo. También adornamos con serpentinas, confites y banderines de colores el lugar donde ellas guardan sus objetos de trabajo. Lo mismo hicimos en los buzones de mineral donde se almacena la plata y el zinc que ellas seleccionan. Un importante elemento en esta decoración es la retama. Una flor de color amarillo que significa la estabilidad, el buen augurio y que elimina las malas “vibras” (o energías negativas).

Hacia el mediodía se enciende el carbón para hacer pasar la k’oa como ofrenda a la Pachamama. En la k’oa hay símbolos hechos de azúcar y otros materiales. Estos símbolos son figuras que representan el pedido de las mineras para que no falte trabajo ni la salud. Con un poco de alcohol puro cada una de nosotras ch’allamos a la Pachamama. De esa forma le agradecemos por todos los minerales que brinda a las mujeres mineras. Doña Ali nos dice de forma enfática: “Así como las personas comemos, la Pachamama también lo hace. Por eso, le entregamos una k’oíta con mucha fe para que no nos falte trabajo”. Las mujeres mineras abren las botellas de cerveza y ch’allan en las cuatro esquinas de la k’oa. Así, la Pachamama recibe la ofrenda que se coloca sobre el carbón. Una vez que el carbón consume la k’oa quedan cenizas blancas, lo que es interpretado como un buen augurio.

Ya por la tarde, los compadres mineros hacen llamar a las comadres de las bocaminas para compartir en la capilla católica, cerca de las entradas a las minas. En una especie de altar se encuentran tres Tata K’ajchitas y la Virgen María. Ellos están rodeados de flores, mixtura, coca, serpentinas y un poco de alcohol. Los mineros entregan un par de cajas de cerveza a las comadres para que ch’allen con fe. Los compadres colocan las serpentinas de colores en los cuellos de las comadres (como si fueran collares) y esparcen mixturas sobre sus cabezas. También la Virgen y los Tata K’ajchitas tienen flores, mixtura y serpentinas como si estuvieran interactuando en la fiesta. Las comadres dicen que la Virgen intercede en su beneficio y que es muy generosa. Una contaba que le pidió permanecer mucho tiempo en el trabajo con su amiga. Esta gracia le fue concedida y por ello es muy devota de la Virgen. Como un ejemplo de sororidad religiosa, la Virgen y las mujeres mineras fortalecen sus vínculos todos los años en la fiesta.

Mientras charlamos sobre la vida en el trabajo, sus familias y sus deseos, se escuchan las detonaciones. Estas ocurren en las entrañas del Cerro y estremecen el lugar de la reunión. Pero lejos de asustarlas, ellas continúan charlando y riendo. Las detonaciones se han vuelto tan consustanciales al trabajo minero que la única sorprendida soy yo misma. En la capillla se escucha música cumbia que anima la reunión, mientras todas dialogamos y nos reímos. Todas las comadres desahogan sus penas, cuentan sus historias de vida y se alegran con la música. Para ellas estar entre comadres significa la felicidad. Sin decirlo, aunque está sobreentendido, la fiesta de comadres es un momento de reafirmación de su hermandad, complicidad y lealtad. Es también una expresión de su identidad como mujeres mineras. La fiesta de comadres es un momento indescriptible de alegría, a pesar de todas las adversidades del trabajo minero en el Cerro Rico.

En el Cerro Rico, las comadres también agradecen a la Pachamama por el trabajo y la fuerza (física y anímica) que ella les brinda.
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