Windsor Hernani Limarino
Especialista en Relaciones Internacionales
martes , 03 de enero de 2023 - 04:04

La herencia liberal de Bolsonaro a Lula

Luiz Inácio Lula da Silva asumió la Presidencia del Brasil. Efectuada la ceremonia de sucesión, hereda todo, sea bueno o malo, dependiendo del cristal con que se mire. Ahora la responsabilidad es de Lula y podrá cambiar o mantener lo hecho por Jair Bolsonaro y su equipo.

Un área de mayores cambios, del gobierno de Bolsonaro, fue la económica. El ideólogo y ejecutor fue el Ministro de economía, Paulo Guedes. Graduado de la prestigiosa Universidad de Chicago, es uno de los economistas más reconocidos del Brasil. Un verdadero “Chicago boy”, fiel seguidor de las enseñanzas del profesor Milton Friedman, creyente del liberalismo económico, del mercado como mejor mecanismo asignador de recursos y detractor de las ideas de intervención estatal.

Cuando asumió el cargo, su diagnóstico fue concluyentemente crítico. Según él, el modelo estatista, implementado durante tres gestiones de gobierno petista, no generó crecimiento económico sostenible. La política de trasferencia de renta (bonos) no fue suficiente para reducir la pobreza y las desigualdades en el ingreso; y la administración del Estado de empresas solo generó corrupción y prebendalismo. El caso sombrío era Petrobras.

Inició un proceso de cambio de modelo, con medidas basadas en las premisas del liberalismo económico, que otra hora ocurrió en Chile en los años 70 y en Bolivia a través del Decreto 21060.

Atacó al dinosaurio que representaba el costo del sector público. Redujo el número de empleados, sin afectar la eficiencia, mediante la digitalización de los servicios. En las empresas públicas deficitarias, ejecutó una política de concesiones y privatizaciones, comprometiendo un flujo futuro de recursos, a ser invertidos en un fondo de reconstrucción nacional y de erradicación de la pobreza.

La reducción del gasto fiscal, generó un superávit que le permitió hacer frente a una reforma tributaria, disminuyendo la carga y el número de impuestos; medida destinada a provocar –en efecto dominó– una reducción del precio de venta, mayor poder adquisitivo, un incremento de la demanda, aumento de la producción, más gente trabajando, crecimiento de la actividad económica y nueva recaudación; y así sucesivamente un círculo virtuoso.

Adicionalmente, reformó el sistema de pensiones. Introdujo una Ley de libertad económica. Priorizó la atracción de la inversión privada, a través de la reducción de regulaciones y desburocratización; entre otras varias medidas.

Las reformas económicas tuvieron un rasgo dominante, fueron de naturaleza liberal, que ahora forma parte del paquete sucesorio. Herencia contradictoria a la ideología de izquierda de Lula.

Es en ese contexto que surge la pregunta para la nueva administración de gobierno brasileña y es: ¿en congruencia con los postulados de izquierda, se alterará las reformas económicas liberales realizadas? En lo específico: ¿se revertirá las privatizaciones y concesiones de las empresas públicas?; y ¿se abandonará la disciplina fiscal, dando rienda suelta al gasto público?

Las respuestas las dará el tiempo, sin embargo, una primera señal fue aumentar el número de Ministros de 23 a 37. Una cifra récord que seguramente es conveniente para acomodar a los aliados políticos, que formaron el frente amplio para derrotar a Bolsonaro; pero inconveniente para la austeridad fiscal.

El contexto en el que Lula asume la Presidencia es incierto y merece reflexión. En lo internacional, las previsiones macroeconómicas advierten estancamiento e inflación, escenario muy diferente al de su anterior mandato, cuando los precios de las materias primas estaban por las nubes; y en lo interno, no tiene control sobre el congreso y la sociedad brasileña está más fragmentada y polarizada que nunca.

Esperemos que las decisiones de política económica sean las apropiadas, porque es un factor esencial en la administración del Estado y la sostenibilidad de los gobiernos. Es comprensible, al final el pueblo no se alimenta de ideologías.

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las decisiones de política económica sean las apropiadas, porque es un factor esencial en la administración del Estado.
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