
La palabra se hizo carne: sí hay “terramafia”
“Al principio existía la Palabra. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”, dice San Juan Bautista, en la Biblia. El sermón lo escuché este 24 de diciembre en la Iglesia Santa Rosa de Lima de mi barrio, en Santa Cruz, a propósito de la Navidad, y en seguida, pensé en el poder de la palabra, en ese instrumento tan poderoso que tenemos los seres humanos: en esa expresión, de decir y de lo que digamos se haga carne.
“La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha”, reflexionaba el creador del género literario del ensayo, el filósofo francés, Michel de Montaigne, mientras el escritor romano Cicerón, en el siglo I a. C., decía que “no hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable” o la denuncia, cuyo poder reivindicamos hoy, cuando se cumple 1 año y dos meses de la emboscada a los periodistas en Las Londras, provincia Guarayos.
En retrospectiva vemos las palabras “susto” y luego “altercado” pronunciadas por autoridades de gobierno aquel 28 de octubre del 2021, cuando encapuchados armados secuestraron y torturaron a seis periodistas, cuatro policías y trabajadores agrarios en Las Londras. Y cómo, la segunda parte de esa tenebrosa película, estuvo a punto de repetirse este 15 de diciembre del 2022, cuando un equipo de la Red Bolivisión fue interceptado cerca de Las Londras por milicias armadas, en los predios del cantón de Santa María del municipio de Guarayos, donde los trabajadores de la prensa realizaban la cobertura de un cabildo de los pobladores en contra de numerosos avasallamientos de tierras.
“Desmentimos los comentarios alejados de la verdad que hacen mención a una retención contra la voluntad de los profesionales de comunicación”, señaló un comunicado de la Policía leído por el viceministro de Seguridad Ciudadana, Roberto Ríos, en el que se señalaba que en un patrullaje “no habían detectado ningún grupo irregular”.
Pero la palabra de los periodistas otra vez desmintió el falso relato de existencia de un paraíso en Guarayos, cuando, como en el caso Las Londras, mostraron imágenes y audios sobre cómo los encapuchados armados les pedían las memorias de sus filmaciones y se disponían a destrozar a balazos una cámara, cuando la palabra salvadora de un encapuchado paralizó todo: “Son de la prensa, déjenlos ir porque pueden tener problemas legales como en Las Londras”.
Los hechos que sucedieron después no dejaron de sorprender porque el gobierno nacional, que hasta entonces era un mirón de palo en una sospechosa complicidad con el INRA y la ABT, declaró una “guerra sin cuartel” contra los avasalladores, entre ellos encapuchados armados que luego se visibilizarían emboscando a un contingente policial y abriendo fuego contra el dueño de una propiedad.
La Fundación Tierra ha denunciado hace mucho tiempo que los usurpadores de tierras pertenecen a las filas del Movimiento al Socialismo en función de gobierno, y se ha advertido el riesgo de seguridad nacional por la presencia de milicias armadas extranjeras vinculadas con los carteles de droga, en evidencia esta semana luego que en las barbas de un laboratorio de droga en la zona de Huanchaca, frontera con Brasil descubrieran insignias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), un peligroso grupo subversivo convertido en un cáncer de Colombia, hace 50 años.
Mientras tanto, nosotros los periodistas, que por medio de la palabra y un libro con ese nombre hemos demostrado que en Guarayos existe una “terramafia”, de tráfico de tierras apañadas por influencias políticas, esperamos una mirada objetiva de la justicia, en la apertura del juicio oral contra cinco imputados del caso Londras, que a pesar de haber sido plenamente reconocidos y no obstante liberados, se aplique la sanción correspondiente.
Y saludamos también el cambio de postura del gobierno nacional que ha decidido constituirse en parte civil en uno de los 40 casos de periodistas agredidos este 2022, porque tampoco habíamos visto siquiera un pronunciamiento a nuestro favor.
Tierra ha denunciado hace mucho tiempo que los usurpadores de tierras pertenecen a las filas del Movimiento Al Socialismo
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