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Catar, el Mundial de las polémicas

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La Paz - domingo, 20 de noviembre de 2022 - 5:00

El mundo se paraliza desde hoy hasta el 18 de diciembre. Empieza la vigésima segunda Copa Mundial de Fútbol y esta vez la sede es Catar, uno de los países más ricos del mundo.

Con no más de tres millones de habitantes, Catar está recibiendo más de un millón y medio de visitantes en su territorio, lo que representa un desafío para su organización y su seguridad. Pero, el fútbol mueve multitudes y pasiones como ningún otro deporte y, justamente por eso, un Mundial es también un fenómeno social y político.

Este último aspecto es el que ha concentrado la polémica en torno a la sede de la esperada fiesta global del fútbol este año. Desde que se decidió en que este país árabe sería el anfitrión de la Copa se debatió la presunta corrupción que pudo haber en esta determinación. Detrás de su velo progresista, que lo presentó como una fantástica oportunidad de integración entre Oriente y Occidente, el proceso de designación del primer Mundial árabe fue vinculado con un plan de sobornos a diferentes miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA para favorecer a un emirato con escasa tradición futbolística, aunque con un denodado esfuerzo por convertirse en patrocinador de los principales espectáculos deportivos y en ser la capital del deporte del mundo árabe.

Además, el ser uno de los países más pequeños del mundo y tener altísimas temperaturas obligó a tomar medidas habitacionales y de infraestructura, y a trasladar, por primera vez en la historia, la fecha de realización del evento de mediados de año (el verano en el hemisferio occidental) a fines del mismo.

No acaba ahí la polémica. Catar es un emirato; una monarquía absoluta que tiene a la sharía –sistema legal islámico– rigiendo la vida y actos de sus ciudadanos. Es, por tanto, un régimen ultraconservador, donde el derecho de las mujeres, de las minorías, y en general los derechos humanos están postergados. Este ha sido otro de los puntos que ha creado malestar en el ámbito internacional y que ha dado lugar a que muchos países quieran exhibir –durante las 64 fechas que tendrá la competencia– diferentes mensajes de desaprobación al régimen y de apoyo a los derechos humanos.

Finalmente, otro de los aspectos polémicos ha sido la violación de los derechos laborales de los trabajadores que construyeron los ocho centros deportivos que desde hoy acogerán a jugadores e hinchas. Según denuncias, se produjo un número indeterminado de muertes de obreros en la edificación de estos estadios, por las condiciones de explotación y esfuerzo que supuso la faena. Estas acusaciones nunca fueron ni respondidas ni aclaradas por las autoridades del emirato.

En este contexto, se ha llegado a proponer un boicot a la Copa Mundial que no ha sido muy efectivo en términos deportivos y que se libra más bien en ámbitos de la opinión pública y el mundo artístico. Estrellas como Rod Stewart, Dua Lipa y Shakira desistieron de presentarse en el show inaugural en protesta por la violación de los derechos humanos en ese país. Sin embargo, nada parece que vaya a eclipsar la fiesta deportiva que se viene.

32 seleccionados de todo el planeta ya se encuentran listos para disputar uno de los trofeos deportivos más apetecidos y los aficionados se preparan para ver a sus estrellas favoritas ya sea en cancha o frente a un televisor. La maquinaria del espectáculo deportivo y de sus millones ya está en acción y los argumentos de debate parecen haber quedado arrinconados por la fuerza de la pasión por el fútbol.

No falta quien recuerde el Mundial de 1978, que se disputó cuando en Argentina reinaba una de las más feroces dictaduras militares; o el anterior campeonato, que se jugó en 2018 en la Rusia de Putin. No obstante, es natural que se den estas controversias cuando un país está en el centro de la atención mundial, lo que no quiere decir que vaya a conducir a cambio alguno, como vemos a lo largo de la historia.

De modo que bienvenida la reflexión, la polémica y la interpelación al autoritarismo y la violación de los derechos humanos; pero, la fiesta del fútbol, para bien o para mal, será imparable durante un mes.

El proceso de designación del primer Mundial árabe fue vinculado con un plan de sobornos a diferentes ejecutivos.
No obstante, es natural que se den estas controversias cuando un país se encuentra en el centro de la atención mundial.

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