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El conflicto de Adepcoca continúa latente

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La Paz - sábado, 12 de noviembre de 2022 - 5:00

Este Gobierno tiene particular predilección por evitar la solución consensuada de conflictos y prefiere claramente la mano dura y la imposición. Ha dado varios ejemplos, y si lo de Santa Cruz no es suficiente, hay otro problema en ciernes, que en estos días podría volver a la carga.

Se trata de la pugna por el mercado legal de la hoja de coca, pero en el fondo es la pelea por el control de las organizaciones sociales de cocaleros de los Yungas, que se dividen en dos facciones: una afín y sometida al MAS, y la otra contraria al oficialismo.

El control del mercado de la hoja de coca que proviene de los Yungas es estratégico no solo comercialmente, sino políticamente, y es precisamente ese el aspecto que el oficialismo busca hegemonizar y por ello no ha ahorrado recursos para dividir a las dirigencias yungueñas, defenestrar y perseguir a sus representantes y finalmente instalar una representación paralela, que ha atizado una pelea que no cesa.

Justamente el conflicto, que puede tomar fuerza en cualquier momento, obedece, entre otras cosas, al pedido de liberación de otro dirigente cocalero opositor. El pasado martes, la Policía Boliviana aprehendió a un nuevo miembro de la dirigencia cocalera de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca), en el marco de la denuncia por la toma del mercado paralelo de la coca ubicado en Villa El Carmen. El aprehendido es Gonzalo Lupaca, quien fue llevado a dependencias de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc). El director departamental de la Felcc, coronel Rolando Rojas, informó que el dirigente cocalero fue capturado en inmediaciones de la tranca de Urujara. Este es el octavo líder de los productores de coca de los Yungas del bloque de Freddy Machicado que es aprehendido hasta la fecha por la toma del mercado paralelo.

El problema, sin embargo, no se detiene en este punto. Además de algunas cabezas de Adepcoca, son varios los detenidos por este conflicto y muchos de ellos han denunciado haber sido abandonados a su suerte y en soledad.

El presidente del Comité de Autodefensa de Adepcoca, César Apaza, está detenido en Chonchocoro y el presidente de la Juventud Yungueña, Raúl Uría, en la cárcel de San Pedro, y aunque no pertenecen a la dirigencia de Adepcoca, sí participaron de las movilizaciones cocaleras que exigen el cierre del mercado paralelo de la calle 1 de Villa El Carmen. Tras su detención junto a otros cuatro dirigentes de Adepcoca y Cofecay (Consejo de Federaciones Campesinos de los Yungas) -que también enfrentan procesos penales-, la lucha de los cocaleros yungueños bajó de intensidad, al punto que la última convocatoria a bloqueos fue descartada en horas. Es así que desde su encierro, tanto Apaza como Uría piden a los productores yungueños retomar las movilizaciones hasta lograr el cierre del mercado paralelo dirigido por Arnold Alanez.

A los detenidos y procesados por la justicia Freddy Machicado, presidente de Adepcoca; César Apaza; Raúl Uría; Gudelia Butitano, dirigente de Cofecay; Rosalba Vargas, del Comité de Autodefensa, se sumó el dirigente cocalero Juan Cocarico, quien fue enviado ayer al penal de San Pedro. También está preso el cocalero de base Porfirio Rivero, que tiene discapacidad.

El problema de fondo es que con todos estos detenidos y esta tensión el conflicto no ha sido zanjado y los ánimos pueden estar venidos a menos por la presión de las detenciones y la división, pero no han sido desactivados.

Ya hemos opinado sobre la necesidad de encontrar soluciones estructurales y consensuadas para el mercado legal de la coca, que responda no a los intereses de un sector que someta al otro, sino de lo que aporte a los productores de coca de esa tradicional región, a la gobernabilidad y en última instancia a la democracia.

No se ha buscado eso en ningún momento, un acuerdo o punto de encuentro, como tampoco se lo hace en otros conflictos que continúan activos bajo esa lógica de derrotas y victorias absolutas que no sólo está incrementando la polarización y conflictividad, sino está dañando el tejido social de manera irreparable.

El control del mercado de la hoja de coca que proviene de los Yungas es estratégico no solo comercialmente, sino políticamente.
El problema de fondo es que con todos estos detenidos y esta tensión en ascenso, el conflicto no ha sido zanjado.

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