Museo para
las palomas

Seis años y cuatro meses después de su rimbombante inauguración, el Museo de la Revolución Democrática y Cultural, construido con un gasto de aproximadamente 50 millones de bolivianos para satisfacer el ego del entonces presidente Evo Morales, se encuentra deteriorado, con problemas legales y al borde del cierre. Como bien lo dijo el fin de semana la alcaldesa de El Alto, es un costoso “museo para las palomas” que no trajo ningún beneficio a los bolivianos, ni siquiera a los habitantes de esa comunidad ubicada a 200 kilómetros de la capital de Oruro.

El 2 de febrero de 2017 más de mil personas asistieron a la inauguración del museo, entre ellos autoridades, legisladores, diplomáticos y dirigentes de sectores sociales. Hoy sólo las palomas observan esa infraestructura de poco más de 10.000 metros cuadrados y alguno que otro habitante de ese poblado, que sigue siendo igual de pobre que en 2017.

Ese día, Morales pronunció un discurso que acabó en seco porque le ganaron las lágrimas. Había planeado esto 11 años antes. El 21 de julio de 2006, a los seis meses de haberse sentado por primera vez en la silla presidencial, aprobó el decreto 28807 que declaró patrimonio histórico a Orinoca y dispuso la creación del “Museo Interactivo de los Movimientos Campesinos, Indígenas y Pueblos Originarios de Bolivia”.

El día de la inauguración asistió al acto con un sombrero y una cinta rojo, amarillo y verde con el mensaje: “Presidente 2020-2025”. Ese su sueño político fracasó, al igual que el museo, que en todos estos años apenas recaudó unos pocos miles de bolivianos y que ahora será sujeto a una auditoría. No sólo eso, hay además problemas legales que impiden que el Ministerio de Culturas de haga cargo de su mantenimiento, por lo que no se descarta su cierre.

“En estos meses debemos solucionar este problema. No es fácil, cuando esté en mis manos, tengo que cerrar (el museo) y hacer una auditoría para ver quién es el responsable (de este problema)”, anunció la ministra Sabina Orellana.

En su página en Facebook, las últimas publicaciones de visitantes al museo datan de enero de 2020 y una reciente visita al lugar de una periodista de Cadena A constató que se encuentra cerrado, completamente desolado y con notorios daños a su infraestructura producto de la falta de mantenimiento.

Corresponde que se realice la auditoría anunciada por la ministra Orellana, que además debería ser el inicio de un proceso para identificar a todos los responsables de este daño a la economía nacional. El país no puede darse el lujo de gastar 50 millones de bolivianos en un museo para las palomas.