Editorial
Ni cónsul ni autocrítica
Lidia Patty Mullisaca no sólo es una exdiputada indígena que tropezó en su intento de ser Defensora del Pueblo y, recientemente, en su afán de debutar en la vida diplomática sin ninguna experiencia ni preparación para ello, es también una política incapaz de practicar la autocrítica, aunque haya cometido un desliz del tamaño de sus recurrentes argumentos de discriminación.
A su retorno de Perú, donde el primer día de junio ya se había instalado en el Consulado de Bolivia en Puno, antes de recibir el beneplácito del gobierno de Dina Boluarte e incluso antes de que el gobierno boliviano comunique oficialmente su llegada, denunció que en ese país la rechazaron por su condición de indígena, que no respetaron la soberanía de Bolivia y hasta dijo que la presidenta peruana le tenía miedo.
Le hicieron muchas entrevistas y en ninguna admitió que su inexperiencia le jugó una mala pasada, que desconocía el artículo 12 de la Convención de Viena, que establece que “el jefe de oficina consular será admitido al ejercicio de sus funciones por una autorización del Estado receptor llamada exequátur, cualquiera que sea la forma de esa autorización” y que “el jefe de oficina consular no podrá iniciar sus funciones antes de haber recibido el exequátur”.
No es un delito no saber y ciertamente la lista de políticos que asumieron cargos diplomáticos sin experiencia ni carrera debe ser interminable, pero justificar el incumplimiento de un procedimiento diplomático con argumentos que no vienen al caso, y sin una pizca de autocrítica, confirma que lo mejor que pudo hacer Patty es regresar al país.
“Creo que no quieren que estemos de abarca, de pollera, de sombrero, de ajsu, a una mujer de pollera no quieren ver como cónsul”, “Cumplimos todos los requisitos, tengo mi memorándum”, “Me ha tenido miedo (Dina Boluarte), ha pensado que le voy a meter a la cárcel a ella. Eso nunca puedo hacer porque yo respeto las normas, la soberanía de cada país; pero ella se ha asustado viéndome en Puno” (Sic). Esas son algunas de las respuestas que ofreció Patty cuando los periodistas le preguntaron por lo que ocurrió con su frustrado debut en las esferas diplomáticas.
Con esas respuestas, lo único que hace es elevar la ya tensa relación que existe con el gobierno de la presidenta Boluarte debido, entre otras cosas, al proceso iniciado en ese país contra el expresidente Evo Morales, acusado de promover el separatismo. De todos modos, tal vez es mejor que la exdiputada Patty haya regresado al país antes de mostrar sus habilidades en la diplomacia.