Editorial
Presupuesto una pizca menos optimista
Con más de 20 días de retraso, el Ministerio de Economía presentó el proyecto de Presupuesto General del Estado (PGE) 2023, un documento que debería ser ampliamente difundido entre los legisladores, los medios y los ciudadanos interesados, pero que se maneja con un secretismo que no condice con los asuntos públicos.
Finalmente, el Ministro de Economía, Marcelo Montenegro, hizo una presentación con los datos que él considera los más relevantes, de los cuales se puede deducir que el Gobierno ha reducido una pizca su optimismo respecto a 2022, aunque no deja de plantearse elevados objetivos.
Por ejemplo, se proyecta un crecimiento del PIB de 4,86%, menor al 5,1 previsto para el 2022; sin embargo, es una previsión muy superior a la de los organismos internacionales. El FMI, por ejemplo, prevé 3,5%, la Cepal proyecta 3% y el Banco Mundial calcula 2,8% para Bolivia en 2023.
En cuando a inversión pública, el PGE ha proyectado para el 2023, un total de 4.006 millones de dólares, un monto inferior a los 5.015 millones de dólares que se habían proyectado para 2022. Sin embargo, falta conocer cuánto de ese dinero presupuestado se ha ejecutado, porque a partir de esa realidad se pueden hacer las nuevas proyecciones con más precisión.
En todo caso, un monto menor de inversión pública habla de un poco más de realismo en una situación de crisis en la que el déficit para 2023 se sitúa en -7,49, un punto menos que el 2022.
Y un aspecto negativo desde todo punto de vista es la proyección de 1.107 millones de dólares para la subvención de los hidrocarburos, muy por encima de la proyección de 2022, una verdadera succión a las finanzas públicas.
Es bueno saber que el Gobierno está empezando a moderar sus expectativas, porque para todos, menos para las autoridades nacionales, estaba claro que estábamos viviendo en una crisis económica derivada de la pandemia. De hecho, el crecimiento de 6,1% del 2021 estuvo asociado al rebote estadístico tras la estrepitosa caída durante 2020 y no precisamente a un crecimiento real de la economía.
Un aspecto que, sin embargo, no parece estar contemplado en el Presupuesto es el paro cívico de Santa Cruz, que ya lleva más de un mes y que, según cálculos del propio Gobierno, pudo haber significado una pérdida de poco más de mil millones de dólares para el país, lo que seguramente se reflejará en uno o dos puntos del PIB hacia abajo.
Esto quiere decir que el Gobierno está siendo un poco más cauto que en anteriores gestiones, pero todavía le falta una buena dosis de realidad a la hora de presentar sus cifras.
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