AFP / Caracas
Al ritmo de una buena salsa, atreviéndose incluso a un paso en cuclillas, el presidente Nicolás Maduro pone a girar a su esposa frente a las cámaras, haciendo oídos sordos a quienes le dicen que, mientras está de rumba, Venezuela se derrumba.
Bailando salsa, guaguancó, joropo y hasta reggaetón, como animador de radio y televisión, activo en toda las redes sociales, Maduro impulsa una nueva estrategia de comunicación que sus adversarios juzgan de indolente frente a las calamidades del país. "Dicen que porque bailo salsa estoy loco. ¡Ah! pero si Obama sale bailando, él no es loco, es chévere”, se quejó antes de sacar a bailar a "Cilita la bonita” -como le dice a su esposa Cilia Flores- en su programa televisivo En contacto con Maduro.
"¡Levanten la mano todos los que bailan salsa!, nos declaramos locos todos”, agrega, causando furor en un público de colegiales que, entre aplausos, animaban: "¡Que baile!”. Un puño al frente primero y luego el otro encima, batiendo las caderas mientras baja y sube, Maduro ensayó también unos pasos de "Punto, palito y me lo gozo”, el baile de moda que le enseñaron los estudiantes.
"Nos sentimos ofendidos”
Con la "primera combatiente”, como le llaman a la primera dama, Maduro derrocha serenidad y buen humor, en plena crisis económica y crispación política por la reciente suspensión de un referendo revocatorio en su contra.