AFP / Moscú
El escándalo estalló en junio, cuando CrowdStrike, una empresa estadounidense de seguridad informática, reveló que dos grupos de hackers, Fancy Bear y Cozy Bear, accedieron a los ordenadores del Partido Demócrata.
El primero se infiltró desde el verano de 2015 para interceptar todas las comunicaciones del partido, y el segundo buscó y robó, desde marzo de 2016, documentos relativos a Donald Trump. Para CrowdStrike, no hay duda. Cozy Bear está vinculado a los servicios militares rusos de información (FSB).
Un mes después de estas revelaciones, WikiLeaks empezó a publicar una parte de los correos internos del partido demócrata pirateados. El 7 de octubre, las 17 agencias norteamericanas de inteligencia concluyen que el pirateo fue organizado en Rusia.
En plena campaña electoral, van divulgándose casi a diario correos electrónicos de John Podesta, presidente del equipo de campaña de Hillary Clinton. Las acusaciones prosiguen tras la victoria de Donald Trump y el Washington Post cita un informe de la CIA según el cual Rusia intervino en la elección del magnate. El 12 de diciembre, el Congreso dijo que abría una investigación parlamentaria sobre las interferencias rusas en la elección presidencial. El jueves, Barack Obama anunció que "35 agentes de inteligencia rusos” -acreditados en la embajada rusa en Washington-, fueron declarados "persona non grata”.