Los precios subieron 6,3% en octubre y a 10 meses el índice acumulado es de 76,6%
Inflación interanual argentina sube 88% y una ministra pide priorizar el Mundial
“Yo considero que hay que trabajar todo el tiempo por la inflación, pero un mes no va a hacer una gran diferencia”, dijo la ministra de Trabajo, Raquel Kismer. “Queremos que Argentina salga campeón”, agregó.
Los precios al consumidor en Argentina volvieron a acelerarse en octubre pasado, al crecer 88 % interanual y 76,6% en 10 meses, la mayor tasa de las últimas tres décadas, y marchan rumbo a un alza acumulada de 100% este año.
La ministra argentina de Trabajo, Raquel “Kelly” Kismer de Olmos, desató una polémica porque pidió dejar en un segundo plano la lucha contra la inflación durante el Mundial de Catar, puesto que “un mes no va a hacer una gran diferencia”.
“Después seguimos trabajando con la inflación, pero primero que gane Argentina”, aseguró en una entrevista con Canal 9 Olmos, quien asumió el cargo el pasado 13 de octubre en sustitución de Claudio Moroni.
“Yo considero que hay que trabajar todo el tiempo por la inflación, pero un mes no va a hacer una gran diferencia y, en cambio, desde el punto de vista anímico, de lo que significa para el conjunto de las argentinas y los argentinos, queremos que Argentina salga campeón”, agregó la autoridad.
Inflación histórica
Según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el índice de inflación fue en octubre de 6,3 % en comparación con el mes anterior, superando la tasa de 6,2 % registrada en septiembre y encadenando cuatro meses de subidas por encima de 6%. “En octubre volvió a incidir con fuerza la suba en el rubro de alimentos, que estuvo bien por encima del promedio”, señaló a EFE Eugenio Marí, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
Los precios al consumidor en Argentina se dispararon en octubre a 88% interanual, lo que representa un avance de cinco puntos porcentuales respecto a la variación registrada en septiembre pasado.
Esta subida interanual es la más alta desde noviembre de 1991 (91,3 %), cuando Argentina intentaba dejar atrás la hiperinflación de 1989-1990.
“Argentina es un caso casi único en el mundo del siglo XXI, con una inflación no solo alta y creciente, sino además que persiste por casi dos décadas”, observó Marí.
En octubre pasado, Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI) corrigieron al alza la proyección de inflación para 2022, hasta un rango de 90-100%, y la de 2023, al 55-65%. En tanto, los más recientes pronósticos privados que recaba mensualmente el Banco Central señalan que la inflación será este año de 100% y en 2023 de 90%.
“Esperamos que noviembre y diciembre registren tasas de inflación por encima de 6%, con lo que el año cerraría con una inflación de 105%”, apuntó.
Mari advirtió que, “no obstante, hay que decir que los niveles de vulnerabilidad económica son muy altos y que cualquier shock negativo podría acelerar fuertemente estas tasas”.
La elevada inflación, en particular la de los alimentos -del 6,2% en octubre-, preocupa al Gobierno de Alberto Fernández, que el pasado viernes lanzó un nuevo acuerdo con fabricantes de productos de consumo básico y supermercados para mantener fijos los precios de 1.700 productos por los próximos 120 días.
Este tipo de iniciativas no son nuevas. El flamante programa, de hecho, sustituye a otro similar que, con distintas variantes, se viene renovando desde finales de 2013 y cuya efectividad es cuestionada por consultores privados. “Estas medidas resultan complejas de monitorear y tienen muy poco efecto en la dinámica inflacionaria a mediano plazo si no van acompañadas de un plan de estabilización que frene la indexación y la inercia inflacionaria”, señaló la firma Delphos Investment.
En todo caso, apuntó Delphos, el lanzamiento del programa de “Precios justos” evidencia “la preocupación del Gobierno por la dinámica inflacionaria en rubros sensibles como los alimentos, en cuya cadena de comercialización impactan costos salariales, logísticos y las subas de materias primas”.
El Gobierno mismo ha admitido que el acuerdo no es “un punto de llegada” sino de partida en la senda hacia la estabilización de los precios y una vía para llevar algo de “tranquilidad” a los consumidores, cuyos ingresos corren cada mes la dramática carrera contra la inflación. El lunes los médicos protestaron contra el alza de precios y piden un alza salarial.