La reina consorte Camila y su debut discreto
A sus 75 años, Camila, la esposa del rey Carlos III, se metió sin problemas en el papel de reina consorte tras la muerte de la soberana Isabel II, como una figura sólida y familiar que acompaña al nuevo monarca.
En su primer discurso como rey, el 9 de septiembre, Carlos no olvidó nombrar a su “amada esposa”, con la que se casó en 2005, ocho años después de la muerte de Diana, y que fue toda su vida su gran amor.
“Sé que sabrá responder a las exigencias de su nuevo cargo con la inquebrantable dedicación que tanto cuenta para mí”, subrayó, un día después de la muerte de su madre a los 96 años.
El 8 de septiembre, Camila acompañó a su esposo en el castillo escocés de Balmoral, donde murió Isabel II, y desde entonces aparece junto al nuevo monarca en todos sus viajes por el Reino Unido.
Baños de masas ante el Palacio de Buckingham, proclamación de Carlos III, viajes a Escocia, Irlanda del Norte y Gales... Camila culmina 20 años de rehabilitación pública.
Durante mucho tiempo, los británicos veían con malos ojos a quien consideraban responsable de la separación entre Carlos y la popular Diana de Gales, pero, poco a poco, consiguió mejorar su imagen.
Camila, comprometida en la lucha contra la violencia machista y en la promoción de la lectura, logró que Isabel II, que no asistió a su boda civil con Carlos, aceptara que pudiera convertirse en “reina consorte”.
Su popularidad ha mejorado. Según un sondeo YouGov, el 53% de los británicos piensa que hará un buen trabajo.