El conflicto cocalero tiende a agravarse con el anuncio de nuevas marchas en la semana

“En mi casa reventaron 4 dinamitas”, 2 semanas de angustia en Villa El Carmen

Los vecinos sienten impotencia, no pueden hacer nada más que pedir paz para ellos y para los cocaleros de los Yungas. Fueron dos semanas llenas de miedo y ahora la incertidumbre ronda por sus hogares.

Seguridad
Daniela Romero
Por 
La Paz - domingo, 14 de agosto de 2022 - 5:00

Una bandera blanca resalta en el segundo piso de una vivienda, en medio de una ventana cuyos vidrios están recién puestos y protegidos con pedazos de cartón. Una señora se asoma temerosa a una de ellas y la abre: “¡Sólo quiero que haya paz!”, grita y rápidamente mete su cabeza y no sale más.

Han sido dos semanas de angustia, de miedo y de impotencia para los vecinos de Villa El Carmen. Ellos son los más afectados del conflicto que tiene enfrentados a los cocaleros de los Yungas con la Policía desde hace 15 días; los primeros demandan el cierre del mercado ilegal de la hoja que funciona en una de las calles de esa zona.

$!Mariela Tapia, vecina en cuya casa reventaron dinamita.

“El martes en la puerta de mi casa han reventado cuatro dinamitas. Tengo un bebé que nació hace un mes, el susto ha sido muy fuerte, pensábamos que algo peor nos iba a pasar esas horas”, cuenta Mariela Tapia, vecina de la calle 3.

$!Vidrios rotos en la avenida, tras el último enfrentamiento.

Los rastros del enfrentamiento todavía están ahí. Hay vidrios rotos regados en la avenida principal que conecta a varias zonas. Algunos dueños taparon sus ventanas con cartón o con pedazos de yute para que el impacto de las piedras no las rompan.

$!Javier Pinto, vecino del sector Progreso, de Villa El Carmen.

Sin embargo, el miedo se sigue sintiendo. Javier Pinto, un vecino del sector Progreso abre su puerta algo temeroso. “¡Uh! ha sido grave, aquí en esta esquina se han agarrado a golpes, ha reventado dinamita en la casa del frente y el gas lacrimógeno ha entrado a mi casa. Tengo mis sobrinitos que no han ido al colegio porque esto parecía un campo de batalla”, recuerda.

Tanto Mariela como Javier consideran que el mercado paralelo de coca no es legal y que debe cerrarse. “Nunca había pasado esto antes, entre yungueños se están peleando. El mercado está en Villa Fátima y tiene más de 30 años, ése es el único que debe funcionar, pero mientras este Gobierno siga así no habrá solución”, dice Mariela.

$!Ventanas rotas, causadaspor los enfrentamientos.

Javier teme que desde el lunes la violencia retorne a la zona, ya que los cocaleros liderados por Freddy Machicado anunciaron que continuarán sus marchas. Los productores afines al MAS y al mando de Arnold Alanes decidieron suspender la suya.

“No es la primera vez que hay estos enfrentamientos, pero cada vez es peor, cualquier vecino puede salir herido, eso da miedo porque nosotros no tenemos nada que ver con este problema”, afirma.

$!Comerciantes del mercado pegaron un cartel en la entrada.

Más abajo, en el mercado hay un cartel donde se lee “No más dinamita”, “Queremos paz”. En uno de los comedores están sentadas cuatro mujeres que venden platos de comida todos los días.

“Nuestra comida se ha echado a perder estos días, nadie venía por este conflicto y no vendíamos nada, nosotros ganamos para el día”, relata una de las comerciantes, preocupada.

$!Policías resguardan elingreso al mercado paralelo.

Su compañera dice que en los pasados días tuvieron que esquivar piedras y gases lacrimógenos. “En la mañana abrimos unas horitas, luego tenemos que cerrar para que no nos pase nada. Ya es el colmo, que dejen de enfrentarse y que la Policía proteja a los vecinos, a nosotros”, pide.

Es jueves por la tarde y se respira un poco de calma; un grupo de cocaleros está en vigilia en su mercado y otro grupo espera en el Ministerio de Desarrollo Rural ser atendido para dialogar.

$!Vecinos cubrieron con yute y plástico los ventanales.

Los vehículos circulan con normalidad y los comerciantes tienen abiertos sus negocios, aunque están alertas ante cualquier ruido para cerrar sus tiendas. “El año pasado pasó lo mismo, este año lo mismo. Aquí vivimos, nonos podemos ir, sólo pedimos que nos respeten, que la Policía nos proteja”, exige Mariela.

Dos grupos de policías resguardan mercado ilegal

Dos grupos de policías resguardan el mercado paralelo de la coca, ubicado en la zona de Villa El Carmen. Uno de ellos vigila el ingreso de una de las calles que va directo al lugar, el otro está una cuadra más arriba.

“Parece que hacen turno para estar permanentemente ahí, no se mueven”, cuenta una mujer que vende pollos al spiedo y que prefiere no dar su nombre.

Los efectivos están con sus escudos y con sus elementos de protección. Nadie quiere responder preguntas de este medio y se van alejando poco a poco.

En esta última semana los policías gasificaron a los cocaleros, irrumpieron en viviendas de los vecinos sin ningún tipo de orden, golpearon y también amenazaron a los vecinos y a los productores de coca.

“Parecen nuestros enemigos. En qué país se ha visto que nosotros nos tengamos que cuidar de ellos, si ellos deberían protegernos a nosotros, a la gente, no a un mercado que es ilegal”, dice la señora. Ella mantiene la puerta de su negocio entreabierta ante cualquier hecho violento que pueda pasar.

El mercado paralelo de la coca está cerrado; dos noches antes, algunos vecinos llegaron hasta ahí e hicieron una vigilia con fogatas cerca de la puerta.

“La Alcaldía dice que no tienen permiso de funcionamiento; mientras siga existiendo este mercado aquí no habrá paz y los únicos perjudicados van a ser los vecinos. Por eso le pedimos al Gobierno que lo cierre”, afirma la vecina, cuyo negocio está en plena avenida.

“¡Fuera Alanes!, ¡fuera Alanes!”, gritan los vecinos reunidos la noche del viernes cerca de los policías que siguen en resguardo del mercado.

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