Madeleyne Aguilar / El Alto
"Este primer año hemos tenido muchos tropiezos y dificultades, pero eso no nos impidió seguir educando a la gente con amor; a los choferes, con paciencia. Vamos a seguir muchos años más en El Alto”, dijo la Cebra alteña Maya.
Decenas de educadores urbanos ayer vivieron una fiesta en el Teatro Raúl Salmón de la Barra de la Ceja a propósito de su primer aniversario en la urbe alteña. Con sombreros de cumpleañeras, repartían abrazos y obsequios artesanales a los niños.
"Cuando estás dentro de la piel de Cebra puedes hacer cosas que estando sin el traje no podrías. Somos la alegría de los niños”, comentó Maya.
En El Alto hay 74 Cebras y Burros. Se dividen en dos grupos, 42 trabajan por la mañana y 32 por la tarde en las intersecciones de las avenidas 6 de Marzo, Juan Pablo II y Satélite.
"Lo único que pedimos a la población es que valoren a los chicos. Ellos salen a las calles para guiarlos, saludarlos y darles un abrazo”, dijo el coordinador edil de regulación de movilidad urbana, Gerald Castelo.
Explicó que para "ser parte de la familia Cebra” jóvenes mayores de 18 años recibieron capacitaciones durante dos meses. El único requisito es "tener la actitud”, dijo Castelo. Destacó que este año los educadores urbanos no sufrieron accidentes, "sólo agresiones verbales”.
La semana de celebración comenzó el domingo con una misa de salud para los jóvenes educadores. Ayer, las Cebritas bailaron cueca, tinku y otras danzas folklóricas con los niños invitados a su fiesta.
"Realmente es una experiencia hermosa. No es tan difícil si le pones entusiasmo”, comentó el educador urbano Chisthian, mientras animaba a la gente.
Las Cebras convocaron a más jóvenes a unirse al "reto de educar en las calles alteñas”. Al final del acto comieron torta.
"Hace un año los peatones y choferes nos rechazaban, pero El Alto está cambiando, ya sabe quienes somos y cuál es nuestro papel. Estamos felices y contentos con este trabajo y poco a poco vamos cambiando esta ciudad”, comentó la Cebra Nelly.