Wara Arteaga /La Paz
El síndrome de Burnout o también conocido como síndrome del quemado es la afección que padecen principalmente los funcionarios que tienen la labor de proteger a personas desprotegidas.
También son susceptibles de padecer este problema todas las personas que trabajan en atención al cliente o relaciones públicas, incluso periodismo.
Esta afección provoca desde desgaste emocional, negación, baja autoestima y bajo perfil del logro profesional, entre otros.
El síndrome de Burnout se inicia con el estrés crónico, la persona siente que el cuerpo está en amenaza permanente.
La psicóloga de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Niñez) Eleonora Tacso, que llegó al país a dar un taller para prevenir el síndrome del quemado, dijo sobre la fatiga crónica que "es como si (el individuo) siempre estuviese amenazado por un león. Es similar a lo que el cuerpo siente de forma constante. La persona está a la defensiva, no sabe si dejar o huir o qué hacer”, ejemplificó.
El cuerpo se siente cansado, desmotivado, las personas padecen insomnio y prefieren despertar tarde (para no ir al trabajo). El estrés crónico, la frustración en el trabajo y el desgaste que se produce pueden provocar agotamiento emocional, que la persona, funcionario o trabajador no sienta la realización personal y llegue a maltratar a los usuarios o clientes.
Los talleres de prevención de este síndrome se dictaron por primera vez en el país en la ciudad de Santa Cruz, a principios de este año. "Hay personas con mucha presión, ellos necesitan tiempo para ellos mismos”, explicaTacso, al indicar que en 110 funcionarios cruceños que asistieron al taller se detectó estrés crónico, pero también hubo funcionarios muy motivados y comprometidos con su trabajo, pero también esa actitud junto al estrés crónico puede ocasionar frustración en los trabajadores.
Los primeros estudios sobre el síndrome del quemado se dieron en enfermeras. Las personas afectadas son "gente que ayuda a otras personas, que tienen mucha implicancia, mucho contacto”, explicó la psicóloga.
La UNICEF, a solicitud del gobierno municipal de La Paz, facilitó estos talleres a las personas que trabajan en defensorías municipales, del Sistema Legal Integral Municipal (SLIM), de los albergues y casas de acogida que funcionan en el municipio, del Centro de Prevención y Atención Terapéutica (CEPAT) y organizaciones que trabajan con niñez en situación de calle.
"Las características de esta población es que se genera cierto esfuerzo. Por eso vimos que las personas que trabajan en este sector necesitaban este apoyo. Vimos que era importante trabajar con un grupo poblacional de servidores públicos”, explicó Sandra Arellano, especialista del área de Protección de la Niñez y Adolescencia de Unicef.
El estrés es común en la gente, a veces es como un impulso para llegar a un objetivo, pero los niveles altos de presión no son buenos, explicaron a Página Siete las personas que finalizaron el curso. Ellas no se liberaron del estrés, aprendieron a manejarlo. Dejar atrás los conflictos, limpiar el cuerpo y los malos pensamientos son parte de las frases con las que se desarrollan ejercicios de relajación.
Las personas deben realizar una gimnasia breve de seis a 10 minutos todas las mañanas, rutina diaria que les ayudará a relajarse y así brindar luego el apoyo adecuado a la población desprotegida con la que trabajan.
El taller involucró a 210 funcionarios en La Paz. "Queremos que los derechos de la población vulnerable se respeten y para eso debemos tener funcionarios bien capacitados”, aseguró Arellano.