Cuatro municipios cruceños declararon “zona de desastre” por los focos de calor
Incendios: Santa Cruz activa alerta roja y pide medidas de prevención al Gobierno
La aguda sequía registrada en la primera mitad del año aumenta el riesgo de incendios forestales en esta temporada de chaqueos. Activistas piden políticas de Estado y recursos para evitar desastres como el de 2019.
“Estamos con el fuego a la vuelta de la esquina”, dice Daniela Justiniano para graficar esta temporada de riesgo, precedida por una aguda sequía en la primera mitad del año. Los incendios arrasaron 232.285 hectáreas en el departamento, pero autoridades, voluntarios y comunidades están ante un panorama incierto acerca de cómo se va a comportar el fuego.
“Nuestras predicciones climáticas no van más allá de una semana. Pronosticar a seis meses es complejo por el momento de adaptación a un escenario climático nuevo que estamos tratando de comprender”, explica el gerente de proyectos de Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN) Carlos Pinto. En otras palabras, los datos meteorológicos y los factores sociales son insuficientes para prever cómo se comportarán los incendios hasta diciembre.
En un programa radial de su institución, el director de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) del departamento de Santa Cruz, Luis Roberto Flores, dijo que al 22 de agosto el área quemada en el año 2020 fue de 2.213.180 hectáreas; en 2021 llegó a afectar 2.338.228 hectáreas, y en este año ascienden a 232.285 hectáreas.
Este año es “menos del 10% (lo) que se ha quemado, además algunas de estas áreas tienen autorización de la ABT; (por tanto) no cuentan como incendio forestal”, explicó el comunicador de la entidad, Rolando Bueno. En la página web de la ABT no es posible leer o acceder a esos datos oficiales y ésta remite al portal www.boliviaaldia.bo para acceder a esta información.

A escala nacional, la superficie afectada llega a 299.503 hectáreas, con Santa Cruz (78%) y Beni (19%) como los principales departamentos impactados.
Mientras el Gobierno central relativiza esas cifras altas, pero comparativamente menores a las del año pasado, la Gobernación de Santa Cruz ya ha lanzado la alerta roja con base, según sus registros, en 61.508 hectáreas de superficie afectada por incendios forestales. La cifra no está actualizada debido a que “el personal del sistema de alerta temprana está priorizando las alertas a los municipios y la información a los instructores en campo”.
Con preocupación
Para Justiniano, voluntaria en Alas Chiquitanas, “estamos entrando a una temporada de mayores temperaturas, mayor viento, y sigue la inconsciencia y sigue sin haber personas sancionadas con cárcel para dar ejemplo... Hay impunidad grande en el país sobre las quemas ilegales, la deforestación, y esto va a seguir creciendo como bola de nieve si no se pone el freno”.
Al momento de esta entrevista se había superado el incendio en el Parque Nacional Otuquis (Santa Cruz) y estaba vigente el fuego en Monte Punku, el ingreso al parque Carrasco (Cochabamba).

La situación se percibe como frágil. Las lluvias de hace dos semanas ayudaron a contener el fuego en Otuquis, que cruzó desde el Paraguay, con ayuda del grupo de Bomberos Quebracho que casualmente hacía ejercicios en la zona. “La ayuda a veces llega del cielo, no por las autoridades”, dice Justiniano. Y se refiere a que la burocracia en todos los niveles estatales impide una reacción inmediata de recursos, personas y trámites.
La activista reporta que los incendios han llegado a lugares nuevos en los últimos tres años, como el Parque Nacional Iñao y el Área Natural de Manejo Integrado El Palmar, en Chuquisaca.
El incendio en la entrada al Parque Carrasco ha sido “un descuido de los comunarios. Nos contactamos con todos y dicen que un comunario se hizo vencer con el chaqueo”, explica Mónica Wormald, de la agrupación Tunari Sin Fuego.
Como Justiniano, Wormald está en contacto con gente que participa en el combate a las llamas. “Deberíamos modernizar los equipos de primera respuesta. En esa zona (Parque Carrasco) están haciendo una represa, pero no había agua para apagar el incendio. Los voluntarios tenían que bajar cien metros y trabajar con batefuegos”, dice.
Alerta roja
La Gobernación de Santa Cruz lanzó una alerta roja, con base en la Ley 602 de Gestión de Riesgos, porque registra un “aumento exponencial” de los focos de calor en las regiones de la provincia Cordillera, la Chiquitania y los valles, a causa del déficit de lluvias, el estrés hídrico y la falta de una pausa de quemas autorizadas por parte de la ABT.
Hasta el viernes estaban activos tres incendios en los municipios de El Torno (comunidad Quebrada León), Concepción (colindante a la TCO San Antonio de Lomerío) y el territorio del Gobierno Autónomo Indígena Guaraní Kereimba Iyaambae (comunidad Tararenda Nuevo).
Según la Gobernación, en todos los casos se movilizaron bomberos municipales, voluntarios, forestales de la Gobernación, soldados de regimientos militares asentados en la zona e incluso obreros, como los trabajadores de YPFB en el Chaco, para sofocar o contener el fuego, sin contar a la población local.
La directora de Recursos Naturales, Yovenka Rosado, informó que la alerta roja atiende a un “aumento exponencial de emergencias por incendios forestales”, a lo que se suma la declaratoria de desastre en varios municipios (San Rafael, San Matías, GAIG Kereimba Iyambae, Gaioc Charagua). Carmen Rivero Tórrez, Concepción y El Torno preparan sus carpetas en la misma dirección.
Otro de los parámetros para la alerta roja es la helada que sufrieron los valles y parte de la Chiquitania. Un brusco bajón de temperatura deja seca la maleza y genera mucho combustible orgánico para el fuego.
Rosado explicó que, ante la alerta roja, los municipios deben activar sus COE (centro de operaciones de emergencias) municipales y ver la pertinencia de declararse en emergencia o en desastre. Los municipios en desastre han agotado sus recursos para combatir el fuego; por tanto, serán atendidos por la Gobernación con recursos de emergencia como ser víveres, herramientas, equipos rehidratantes, medicamentos, etc.
Sin respuestas
Para las activistas, existe un gran problema a la hora de evaluar la ocurrencia de incendios. Y es que no hay un acompañamiento de políticas públicas ni de inversiones desde los distintos niveles del Estado.
“Esperamos nuevamente que las autoridades pongan de su parte... Bolivia no cuenta con carros forestales, bombas, que ayuden a atender incendios de magnitud, hemos llegado a tener incendios de sexta generación. En Argentina tienen hasta 12 aviones hidrantes, tres camiones bomba forestales, en Chile es igual”, dice Daniela Justiniano.
“Tenemos menos bosques incendiados porque hay menos bosques que quemar; ahora se están quemando pajonales”, apunta Mónica Wormald.
En 2019 se quemaron más de cinco millones de hectáreas en el país, la mayor parte de ellas en Santa Cruz. Carlos Pinto, de la FAN, explica que desde 1999 se registran incendios que alcanzan proporciones cada vez más grandes cada tres a cinco años.
“Ese patrón de comportamiento de los incendios se repite a nivel local, municipal, departamental, regional y global”, explica. Y entre los factores que contribuyen está el cambio climático, pero también el crecimiento poblacional, el cambio de uso de la tierra y la frecuencia o repetitividad de las quemas que convierten al bosque en inflamable.
“Luego de 2019 se ha roto el patrón, en 2020 tuvimos otra vez una temporada intensa. Esta temporada estábamos en el primer semestre en sequía extrema, pero ha habido lluvias no pronosticadas en momentos justos”, explica Pinto.
