Sus muebles son cajas, su cama es de ladrillos. Su contacto es 62306072
Luis, papá-mamá de sus tres hijas, pide solidaridad a la población
La madre abandonó a la familia y no paga pensiones. Él vende silpancho y lava ropa. Necesita dinero para cubrir varios gastos. Conozca la historia de Luis a propósito del Día del Padre que se festeja el domingo.
Cuando su hija menor tenía tres años, Luis Cordero debió enfrentarse a una situación de desempleo, abandono de la progenitora de sus tres hijas y la falta de techo propio. Desde entonces el padre no deja de buscar las mejores maneras para sustentar los gastos de su familia. Lava ropa, sabe hacer empanadas y rollos de queso, pero no cuenta con el dinero para el capital de arranque de un negocio para ganar un poco más. De noche vende silpancho a 10 bolivianos en Villa Adela, El Alto, donde vive con sus niñas.
Han pasado cinco años desde que fue abandonado y hoy sus hijas tienen 8, 13 y 14 años. “El hecho de ser papá con tres niñas para mí es una alegría, es algo hermoso. Atenderlas, peinarlas y cuidarlas”, cuenta a Página Siete mientras se alista para recoger un colchón en la zona Sur. Se trata de una donación que llega gracias a que su número de celular se publicó en una nota de la Red Uno. Las muestras de solidaridad se leyeron en redes sociales y él espera que eso se traduzca en un apoyo que puede hacer la diferencia en su vida.
Su economía se basa en varias actividades. Preparando silpanchos puede lograr hasta 20 bolivianos por día, insuficientes para los gastos en casa. “He invertido como 80 bolivianos. Esta pieza (donde vive con sus hijas) con nailon la he puesto para vender. Tengo unas sillas de plástico. Yo hago al día, no guardo y si me sobra comemos al día siguiente”, detalla. El pequeño negocio se encuentra en la avenida Cecilio Acosta, esquina Tiwanaku. Paga alquiler, pero la precaria situación en que vive lo llevó a cargar con dos meses de retraso.
Luis, de 43 años, no dejó que los obstáculos interrumpan la educación de sus hijas, ya que las tres van a una escuela que se encuentra cerca de su casa.
“Todavía la menorcita tiene algunos problemas y no lee bien. Suele preguntar por su mamá”, dice. En estos años un par de veces su progenitora se comunicó con él para hablar con las niñas. “Si quiera me puede dar para un lápiz”, reclama el papá.
Pese a todos los problemas que enfrenta, Cordero se encarga de que ellas cuenten con el uniforme, los cuadernos y los zapatos limpios necesarios.
En el reporte de Red Uno se puede ver las condiciones en que Luis y sus tres niñas viven. La cama está hecha de ladrillos con un colchón encima y cajas de cartón funcionan como muebles.
Es un monoambiente, pero cuentan con un patio donde despliega bañadores para lavar la ropa que recibe de encargo. La falta de dinero es tal que no compra guantes y lava a mano. Pero eso no significa una preocupación para Luis, sino la falta de muebles, ya que las niñas hacen las tareas de su escuela encima de la cama. “Yo agradezco toda ayuda y sí, es más caro comprar muebles porque cuando me separé, ella se lo llevó todo”, dice.
En varias ocasiones debió probar ante la Defensoría que era capaz de cuidar a sus hijas. No fue la madre quien reclamó la potestad de ellas, sino sus familiares ampliados. Las niñas en las entrevistas siempre mostraron su afecto al papá indicando su deseo de estar con él.
En el peor momento tuvo que cortar botellas PET por la mitad para usarlas como platos. “Tengo fe en que vamos a estar mejor, yo les quisiera dejar una carrera universitaria. Ése es mi mayor deseo”, dice. “Me duele no poder retribuir el cariño de mis hijas y no quiero que vivan con tantas incomodidades”, añade.
Por si fuera poco, denuncia, fue estafado en un pasanaku que creyó podía ser su capital de arranque. Toda ayuda se puede hacer escribiendo o llamando al 62306072.
El pago de pensiones es por igual
Según datos del estudio Familias en transición, realizado por el Instituto de Investigaciones Socio-económicas, el 82% de las familias monoparentales está a cargo de las mujeres y estos hogares están en riesgo de pobreza y exclusión.
Existen casos como los de Luis en que los hombres asumen jornadas laborales extenuantes cumpliendo la responsabilidad del cuidado de los hijos, pese a tratarse de una función compartida entre madres y padres.
“Yo quiero que sean felices. A veces las llevo al parque y trato de que se olviden de cómo vivimos, pero también sé que en la calle se antojan siempre algo. Un heladito puede ser o comer alguito y no tengo plata. Eso me duele”, dijo a Página Siete.
Luis confiesa que la situación lo aisló de amistades. “Estoy enfocado en mis hijas, no tengo tiempo porque trabajo todo el día. Estoy lavando ropa ajena en el día y les atiendo a ellas y luego preparo la comida para vender en la noche”, indica.
Luis tiene pocos familiares y debido a los problemas con su expareja tampoco cuenta con el apoyo de la familia de ella.
Desde 2017 la pensión puede ser solidaria y asumida por los papás o los hermanos del demandado o demandada según el Código de Familias y del Proceso Familiar. Las niñas tienen derecho a la asistencia familiar que dicta la Ley 603, ya que la madre está ausente.
Según esta normativa, la máxima sanción que existe para los progenitores deudores es la privación de libertad durante máximo seis meses. Este medio intentó comunicarse con la mamá de las niñas sin tener éxito.
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